viernes, 31 de octubre de 2014

Industria fallida

Este amor tiene casi de todo:
Vísceras, impulso,
Azar, ambivalencias,
Una risa encapsulada,
Viejos cortometrajes
Y hasta un poema que grita con intenciones..

Es pseudosuicida, mitómano,
Interesadamente honesto,
Pocas veces trivial.

Raro y pretencioso,
Como un calco bien logrado.

Estás, sin duda,
Ante un amor de antología,
Incompleto por muy poco.

Solo faltás vos.


Gustavo Arroyo

jueves, 30 de octubre de 2014

Latitud cero

Aquel que no ama las nubes
 que no vaya al Ecuador
Henri Michaux



justo en la mitad del mundo
las nubes
perros del aire
viajan directamente al sur


nubes que Michaux amó
como se suele amar a los lobos
esos pastores fieles de las montañas


en medio de la cintura del planeta
en el punto cero cero cero
donde convergen el yin y el yang

hay un hombre dividido
entre una línea imaginaria
y los rayos perpendiculares
que deja caer el sol


aquí
sobre estas cimas
donde la razón trazó sus coordenadas
y orientó el desasosiego de su miedo


aquí en el Ecuador
hay un hombre fervoroso
cantándole al ombligo de la Tierra




Osvaldo Sauma



miércoles, 29 de octubre de 2014

La máquina de hacer niebla

A dos centímetros de mi oído
Sus labios casi gritan:
“Le hacés daño a la gente”.
La luz estroboscópica revela
En acelerados intervalos
La esencia tribal del baile.
Las paredes vibran
Y desde un extremo del bar
Vemos películas de Tura Santana
Sin poder escuchar los diálogos.
Una máquina hace niebla
Mientras busco mi defensa
Y ella se inclina hacia donde estoy,
Esperando ese argumento.

Pero todo está claro.
El volumen ensordecedor es lo único
Que nos obliga a acercarnos.


Luis Chavez

martes, 28 de octubre de 2014

Bodegón del fregadero


Las moscas parecen hablar de 
nosotros
sobrevolando aguahielo y latas
de cerveza,
llevándose en sus ojos
instantáneas de la cena frugal 
que devoré mientras vos 
sacabas de tu boca
grandes monedas de cinco francos
de 1973.

Hoy que lavo las copas
manchadas de vino,
los platos profundos como
gargantas desérticas,
los cubiertos de un antiguo
duelo alimenticio,
pienso en vos,
en que dormís desnuda
como pilar oculto,
húmedo y salobre.
Y sonrío.
Me seco las manos con una toalla.
Para volver a tocarte.


Alfredo Trejos

lunes, 27 de octubre de 2014

Pájaros pendientes


Lo que no se dice a gritos se despoja en la calle inútil, mintiéndole a no terminar lo que urge.
Así estoy frente a la mesa del lugar, frente a la taza. La boca abierta de muñeco de trapo hablando. También la mano posa inerte los dedos a contratiempo en la madera, posa en el caballo negro desbocado como pasado quieto, o como lo que no ha pasado aún. Se me antojó negro después del recuerdo de mi papá, con cinco años y recordando viejos tiempos, dándole de galope al olvido.
Es que me da risa el tiempo animal, acostarme cansada por las noches como con veinte años más.
La edad pendiente un animal. Los que tienen veinte años más que yo se acuestan con mi edad.
Mi cuello sospecha ahora la despedida, trazándola lenta de hormiga, inútil bordeando la taza.
Así la espanto, con golpecitos en la mesa, pretendiendo metales del cielo, monedas que la buscan en la disonancia de la piedra. Me urge el punto afónico de lo hecho.
Hecha la piedra, la mesa. Hecho frío el café como vértebra aconteciendo la edad, donde suelen despedirse los pájaros en cuartetos blancos desde la calle.


Silvia Piranesi

domingo, 26 de octubre de 2014

Godzilla en México

Atiende esto, hijo mío: las bombas caían
sobre la ciudad de México
pero nadie se daba cuenta.
El aire llevó el veneno a través
de las calles y las ventanas abiertas.
Tú acababas de comer y veías en la tele
los dibujos animados.
Yo leía en la habitación de al lado
cuando supe que íbamos a morir.
Pese al mareo y las náuseas me arrastré
hasta el comedor y te encontré en el suelo.
Nos abrazamos. Me preguntaste qué pasaba
y yo no dije que estábamos en el programa de la muerte
sino que íbamos a iniciar un viaje,
uno más, juntos, y que no tuvieras miedo.
Al marcharse, la muerte ni siquiera
nos cerró los ojos.
¿Qué somos?, me preguntaste una semana o un año después,
¿hormigas, abejas, cifras equivocadas
en la gran sopa podrida del azar?
Somos seres humanos, hijo mío, casi pájaros,
héroes públicos y secretos.


Roberto Bolaño

sábado, 25 de octubre de 2014

Despedida



...el caso no ofrece 
ningún adorno para la diadema de las Musas. 
Ezra Pound 

Me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían los ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las Virtudes y de las Gracias del planeta:
Los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino,
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
caminó conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas que se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
Me despido de una muchacha
cuyo rostro suelo ver en sueños
iluminado por la triste mirada
de trenes que parten bajo la lluvia.

Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua
de mis días sin objeto-

y me despido de estos poemas:
palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.



Jorge Teillier

viernes, 24 de octubre de 2014

Este no querer ser lo que es


Este no querer ser lo que se es
este rechinamiento
y el gusto, en todas partes, de lo que uno se pierde miserablemente:
el sabor del agua con que culmina la sed,
el momento feliz con que culmina, en su noche feroz, el manicomio..
Mujeres de otro mundo ya, por las que me rebano de los buenos sueños
amores dulces como lágrimas de cordero degollado
seres que me distancian del amor resolviéndose por lo intocable
Familias tardes en el campo
vida en la exacta acepción de la palabra como algo puesto al fuego lento del sol
mi infancia a pesar de todo digna de unos recuerdos este poema mismo
todas son partes ahora de una noche incolora
de una mutilación.

Enrique Lihn

jueves, 23 de octubre de 2014

Soliloquio del individuo

Yo soy el Individuo. 
Primero viví en una roca 
(allí grabé algunas figuras). 
Luego busqué un lugar más apropiado. 
Yo soy el Individuo. 
Primero tuve que procurarme alimentos, 
buscar peces, pájaros, buscar leña 
(ya me preocuparía de los demás asuntos). 
Hacer una fogata, 
leña, leña, dónde encontrar un poco de leña, 
algo de leña para hacer una fogata, 
yo soy el Individuo. 
Al mismo tiempo me pregunté, 
fui a un abismo lleno de aire; 
me respondió una voz: 
yo soy el Individuo. 
Después traté de cambiarme a otra roca, 
allí también grabé figuras, 
grabé un río, búfalos, 
grabé una serpiente, 
yo soy el Individuo. 
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía, 
el fuego me molestaba, 
quería ver más, 
yo soy el Individuo. 
Bajé a un valle regado por un río, 
allí encontré lo que necesitaba, 
encontré un pueblo salvaje, 
una tribu, 
yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas, 
figuras grababan en las rocas, 
hacían fuego, ¡también hacían fuego!, 
yo soy el Individuo. 
Me preguntaron que de dónde venía. 
Contesté que sí, que no tenía planes determinados, 
contesté que no, que de ahí en adelante. 
Bien. 
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río 
y empecé a trabajar con ella, 
empecé a pulirla, 
de ella hice una parte de mi propia vida. 
Pero esto es demasiado largo. 
Corté unos árboles para navegar, 
buscaba peces, 
buscaba diferentes cosas 
(yo soy el Individuo). 
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente. 
Las tempestades aburren, 
los truenos, los relámpagos, 
yo soy el Individuo. 
Bien. Me puse a pensar un poco, 
preguntas estúpidas se me venían a la cabeza, 
falsos problemas. 
Entonces empecé a vagar por unos bosques. 
Llegué a un árbol y a otro árbol, 
llegué a una fuente, 
a una fosa en que se veían algunas ratas: 
aquí vengo yo, dije entonces, 
¿habéis visto por aquí una tribu, 
un pueblo salvaje que hace fuego? 
De este modo me desplacé hacia el oeste 
acompañado por otros seres, 
o más bien solo. 
Para ver hay que creer, me decían, 
yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad, 
nubes tal vez, 
tal vez veía nubes, veía relámpagos; 
a todo esto habían pasado ya varios días, 
yo me sentía morir; 
inventé unas máquinas, 
construí relojes, 
armas, vehículos, 
yo soy el Individuo. 
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos, 
apenas tenía tiempo para sembrar, 
yo soy el Individuo. 
Años más tarde concebí unas cosas, 
unas formas, 
crucé las fronteras 
y permanecí fijo en una especie de nicho, 
en una barca que navegó cuarenta días, 
cuarenta noches, 
yo soy el Individuo. 
Luego vinieron unas sequías, 
vinieron unas guerras, 
tipos de color entraron al valle, 
pero yo debía seguir adelante, 
debía producir. 
Produje ciencia, verdades inmutables, 
produje tanagras, 
di a luz libros de miles de páginas, 
se me hinchó la cara, 
construí un fonógrafo, 
la máquina de coser, 
empezaron a aparecer los primeros automóviles, 
yo soy el Individuo. 
Alguien segregaba planetas, 
¡árboles segregaba!, 
pero yo segregaba herramientas, 
muebles, útiles de escritorio,
yo soy el Individuo. 
Se construyeron también ciudades, 
rutas, 
instituciones religiosas pasaron de moda, 
buscaban dicha, buscaban felicidad, 
yo soy el Individuo. 
Después me dediqué mejor a viajar, 
a practicar, a practicar idiomas, 
idiomas, 
yo soy el Individuo. 
Miré por una cerradura, 
sí, miré, qué digo, miré, 
para salir de la duda miré, 
detrás de unas cortinas, 
yo soy el Individuo. 
Bien. 
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle, 
a esa roca que me sirvió de hogar, 
y empiece a grabar de nuevo, 
de atrás para adelante grabar 
el mundo al revés. 
Pero no: la vida no tiene sentido.


Nicanor Parra

miércoles, 22 de octubre de 2014

Quedeshím Quedeshoth*


Mala suerte acostarse con fenicias, yo me acosté
con una en Cádiz bellísima
y no supe de mi horóscopo hasta
mucho después cuando el Mediterráneo me empezó a exigir
más y más oleaje; remando
hacia atrás llegué casi exhausto a la
duodécima centuria: todo era blanco, las aves,
el océano, el amanecer era blanco.

Pertenezco al Templo, me dijo: soy Templo. No hay
pura, pensé, que no diga palabras
del tamaño de esa complacencia. 50 dólares
por ir al otro Mundo, le contesté riendo; o nada.
50, o nada. Lloró
convulsa contra el espejo, pintó
encima con rouge y lágrimas un pez: —Pez,
acuérdate del pez.

Dijo alumbrándome con sus grandes ojos líquidos de
turquesa, y ahí mismo empezó a bailar en la alfombra el
rito completo: primero puso en el aire un disco de Babilonia y
le dio cuerda al catre, apagó las velas: el catre
sin duda era un gramófono milenario
por el esplendor de la música; palomas, de
repente aparecieron palomas.

Todo eso por cierto en la desnudez más desnuda con
su pelo rojizo y esos zapatos verdes, altos, que la
esculpían marmórea y sacra como
cuando la rifaron en Tiro entre las otras lobas
del puerto, o en Cartago
donde fue bailarina con derecho a sábana a los
quince; todo eso.

Pero ahora, ay, hablando en prosa se
entenderá que tanto
espectáculo angélico hizo de golpe crisis en mi
espinazo, y lascivo y
seminal la violé en su éxtasis como
si eso no fuera un templo sino un prostíbulo, la
besé áspero, la
lastimé y ella igual me
besó en un exceso de pétalos, nos
manchamos gozosos, ardimos a grandes llamaradas
Cádiz adentro en la noche ronca en un
aceite de hombre y mujer que no está escrito
en alfabeto púnico alguno, si la imaginación de la
imaginación me alcanza.

Quedeshím qudeshóth, personaja, teóloga
loca, bronce, aullido
de bronce, ni Agustín
de Hipona que también fue liviano y
pecador en África hubiera
hurtado por una noche el cuerpo a la
diáfana fenicia. Yo
pecador me confieso a Dios.

*en fenicio, cortesana del templo


Gonzalo Rojas

martes, 21 de octubre de 2014

La lluvia lenta


Esta agua medrosa y triste, 
como un niño que padece, 
antes de tocar la tierra 
desfallece. 

Quieto el árbol, quieto el viento, 
¡y en el silencio estupendo, 
este fino llanto amargo 
cayendo! 

El cielo es como un inmenso 
corazón que se abre, amargo. 
No llueve: es un sangrar lento 
y largo. 

Dentro del hogar, los hombres 
no sienten esta amargura, 
este envío de agua triste 
de la altura. 

Este largo y fatigante 
descender de aguas vencidas, 
hacia la Tierra yacente 
y transida. 

Llueve... y como un chacal trágico 
la noche acecha en la sierra. 
¿Qué va a surgir, en la sombra, 
de la Tierra? 

¿Dormiréis, mientras afuera 
cae, sufriendo, esta agua inerte, 
esta agua letal, hermana 
de la Muerte?


Gabriela Mistral



lunes, 20 de octubre de 2014

Barcarola


Si solamente me tocaras el corazón,
si solamente pusieras tu boca en mi corazón,
tu fina boca, tus dientes,
si pusieras tu lengua como una flecha roja
allí donde mi corazón polvoriento golpea,
si soplaras en mi corazón, cerca del mar, llorando,
sonaría con un ruido oscuro, con sonido de ruedas de tren con sueño,
como aguas vacilantes,
como el otoño en hojas,
como sangre,
con un ruido de llamas húmedas quemando el cielo,
sonando como sueños o ramas o lluvias,
o bocinas de puerto triste;
si tú soplaras en mi corazón, cerca del mar,
como un fantasma blanco,
al borde de la espuma,
en mitad del viento,
como un fantasma desencadenado, a la orilla del mar, llorando.

Como ausencia extendida, como campana súbita,
el mar reparte el sonido del corazón,
lloviendo, atardeciendo, en una costa sola,
la noche cae sin duda,
y su lúgubre azul de estandarte en naufragio
se puebla de planetas de plata enronquecida.

Y suena el corazón como un caracol agrio,
llama, oh mar, oh lamento, oh derretido espanto
esparcido en desgracias y olas desvencijadas:
de lo sonoro el mar acusa
sus sombras recostadas, sus amapolas verdes.

Si existieras de pronto, en una costa lúgubre,
rodeada por el día muerto,
frente a una nueva noche,
llena de olas,
y soplaras en mi corazón de miedo frío,
soplaras en la sangre sola de mi corazón,
soplaras en su movimiento de paloma con llamas,
sonarían sus negras sílabas de sangre,
crecerían sus incesantes aguas rojas,
y sonaría, sonaría a sombras,
sonaría como la muerte,
llamaría como un tubo lleno de viento o llanto
o una botella echando espanto a borbotones.

Así es, y los relámpagos cubrirían tus trenzas
y la lluvia entraría por tus ojos abiertos
a preparar el llanto que sordamente encierras,
y las alas negras del mar girarían en torno
de ti, con grandes garras, y graznidos, y vuelos.

¿Quieres ser fantasma que sople, solitario,
cerca del mar su estéril, triste instrumento?
Si solamente llamaras,
su prolongado són, su maléfico pito,
su orden de olas heridas,
alguien vendría acaso,
alguien vendría,
desde las cimas de las islas, desde el fondo rojo del mar,
alguien vendría, alguien vendría.

Alguien vendría, sopla con furia,
que suene como sirena de barco roto,
como lamento,
como un relincho en medio de la espuma y la sangre,
como un agua feroz mordiéndose y sonando.

En la estación marina
su caracol de sombra circula como un grito,
los pájaros del mar lo desestiman y huyen,
sus listas de sonido, sus lúgubres barrotes
se levantan a orillas del océano solo.

Pablo Neruda

domingo, 19 de octubre de 2014

You, wind of March


Sei la vita e la morte.
Sei venuta di marzo
sulla terra nuda &endash;
il tuo brivido dura.
Sangue di primavera
&endash; anemone o nube &endash;
il tuo passo leggero
ha violato la terra.
Ricomincia il dolore.

Il tuo passo leggero
ha riaperto il dolore.
Era fredda la terra
sotto povero cielo,
era immobile e chiusa
in un torpido sogno,
come chi più non soffre.
Anche il gelo era dolce
dentro il cuore profondo.
Tra la vita e la morte
la speranza taceva.

Ora ha una voce e un sangue
ogni cosa che vive.
Ora la terra e il cielo
sono un brivido forte,
la speranza li torce,
li sconvolge il mattino,
li sommerge il tuo passo,
il tuo fiato d'aurora.
Sangue di primavera,
tutta la terra trema
di un antico tremore.

Hai riaperto il dolore.
Sei la vita e la morte.
Sopra la terra nuda
sei passata leggera
come rondine o nube,
e il torrente del cuore
si è ridestato e irrompe
e si specchia nel cielo
e rispecchia le cose &endash;
e le cose, nel cielo e nel cuore
soffrono e si contorcono
nell'attesa di te.
È il mattino, è l'aurora,
sangue di primavera,
tu hai violato la terra.

La speranza si torce,
e ti attende ti chiama.
Sei la vita e la morte.
Il tuo passo è leggero.

         ----------

Tú la vida y la muerte.
Has llegado en el marzo
a la tierra desnuda—
tu temblor continúa.
Sangre de primavera
—anémona o nube—,
tu liviano paso
ha violado la tierra.
Recomienza el dolor.

Tu liviano paso
ha reabierto el dolor.
Estaba fría la tierra
bajo un mísero cielo,
era quieta, encerrada
en un tórpido sueño,
como quien ya no sufre.
Aun el hielo era dulce
en el corazón hondo.
Entre la vida y muerte
la esperanza callaba.

Hoy tiene voz y sangre
cada cosa que vive.
Esta tierra y el cielo
son un fuerte temblor,
la esperanza los tuerce,
la mañana los turba,
los sumerge tu paso
y tu aliento de aurora.
Sangre de primavera,
tiembla toda la tierra
con antiguo temblor.

Has reabierto el dolor.
Tú la vida y la muerte.
En la tierra desnuda
has pasado ligera
golondrina o nube,
y el torrente del pecho
se despierta e irrumpe
y refleja en el cielo
y refleja las cosas—
y las cosas, en el pecho
y el cielo, en tu espera,
sufren y se tuercen.
Es la mañana, es la aurora,
sangre de primavera,
has violado la tierra.

La esperanza se tuerce
y te espera te llama.
La vida y la muerte eres.
Y es ligero tu paso.

Cesare Pavese

sábado, 18 de octubre de 2014

Hymnus ad nocturnum


Ho la calma di un morto:
guardo il letto che attende
le mie membra e lo specchio
che mi riflette assorto.

Non so vincere il gelo
dell'angoscia, piangendo,
come un tempo, nel cuore
della terra e del cielo.

Non so fingermi calme
o indifferenze o altre
giovanili prodezze,
serti di mirto o palme.

O immoto Dio che odio
fa che emani ancora
vita dalla mia vita
non m'importa più il modo.

       ------------------

Tengo la calma de un muerto:
miro la cama que espera
mis miembros, y el espejo
que me refleja absorto.

No sé quebrar el hielo
de la angustia, llorando,
como antes, en el corazón
de la tierra y del cielo.

No sé fingirme calma
o indiferencia u otras
juveniles proezas,
coronas de mirto o palmas.

Oh Dios inmóvil que odio,
haz que emane todavía
vida de mi vida,
no me importa ya el modo.


Pier Paolo Pasolini

viernes, 17 de octubre de 2014

La presenza di Orfeo


a Paolo Bonomini

Non ti preparerò col mio mostrarmiti
ad una confidenza limitata,
ma perchè nel toccarmi la tua mano
non abbia una memoria di presagi,
giacerò all’informe
fusa io stessa, sciolta dentro il buio,
per quanto possa, eleborata e viva,
ridivenire caos…
Orfeo novello, amico dell’assenza,
modulerai di nuovo dalla cetra
la figura nascente di me stessa.
Sarai alle soglie piano e divinante
di un mistero assoluto di silenzio,
ignorando i miei limiti di un tempo,
godrai il possesso della sola essenza.
Allora, concretandomi in un primo
accenno di presenza,
sarò un ramo fiorito di consenso,
e poi, trovato un punto di contatto,
ammetterò una timida coscienza
di vita d’animale
e mi dirò che non andrò più oltre,
mentre già mi sviluppi,
sapienza ineluttabile e sicura,
in un gioco insperato di armonie,
in una conclusione di fanciulla…
Fanciulla: è questo il termine raggiunto?
E per l’addietro non l’ho maturato
e non l’ho poi distrutto
delusa, offesa in ogni volontà?
Che vuol dire fanciulla
se non superamento di coscienza?
Era questo di me che non volevo:
condurmi, trascurando ogni mia forma,
al vertice mortale della vita…
Ma la presenza d’ogni mia sembianza
quale urgenza incalzante di sviluppo,
quale presto proporsi
e più presto risolversi d’enigmi!
E quando poi, dal mio aderire stesso,
la forma scivolò in un altro tempo
di più rare e più estranee conclusioni,
quando del mio “sentirmi” voluttuoso
rimase un’aderenza di dolore,
allora, allora preferii la morte
che ribadisse in me questo possesso.
Ma ci si può avanzare nella vita
mano che regge e fiaccola portata
e ci si può liberamente dare alle dimenticanze più serene
quando gli anelli multipli di noi
si sciolgano e riprendano in accordo,
quando la garanzia dell’immanenza
ci fasci di un benessere assoluto.
Così, nelle tue braccia ordinatrici
io mi riverso, minima ed immensa;
dato sereno, dato irrefrenabile,
attività perenne di sviluppo.

      --------------------

No te prepararé mostrándome a ti
en una intimidad ilimitada,
para que, al tocar tu mano,
no tenga una memoria de presagios,
yaceré en lo informe
yo misma fundida, derretida en la oscuridad,
para en lo posible, elaborada y viva,
pueda volver caos…
Orfeo, novel amigo de la ausencia,
modularás de nuevo con tu citara
la figura que nace de mi misma.
te hallarás, parsimonioso y adivino,
en el umbral de un misterio absoluto de silencio,
ignorando mis límites de un tiempo,
Gozarás al poseer la sola ausencia.
Entonces, concretándome en un primer
gesto de presencia,
seré una rama florecida de consenso,
y después, encontrando un punto de contacto,
admitiré una tímida conciencia
de vida de animal,
y me diré que ya no iré más allá,
mientras que tú me desarrollas,
sapiencia ineluctable y segura,
en un juego inesperado de armonías
en una conclusión de muchacha…
Muchacha ¿ese es el término alcanzado?
Y por el revés no lo he madurado
¿no lo he destruido después
decepcionada, ofendida en toda voluntad?
¿qué quiere decir muchacha,
sino superación de la conciencia?
Era esto de mí que no quería:
Llevarme, sin preocuparme de ninguna forma,
al vértice mortal de la vida…
¡Mas la presencia de todas mis facciones
es como urgencia que me empuja a crecer,
súbita propuesta
y aún más súbita resolución los enigmas!
Y cuando después, de mi adherencia misma,
la forma resbaló a otro tiempo
de más raras y extrañas conclusiones,
cuando de mi sentir voluptuoso
quede una adherencia de dolor,
entonces, entonces preferiré la muerte
que confirme en mi esta posesión.
Pero podemos avanzar por la vida
mano que sujeta y antorcha en alto
y también podemos dedicarnos
a los olvidos más serenos
cuando nuestros múltiples anillos
se disuelvan y se retomen en acuerdo,
cuando la seguridad de la inmanencia
nos envuelva en un bienestar absoluto.
Así, entre tus brazos ordenadores
yo me vierto, mínima e inmensa;
hecho sereno, hecho irrefrenable
actividad perenne de evolución.


Alda Merini 


jueves, 16 de octubre de 2014

Rifugio d'uccelli notturni


In alto c'è un pino distorto;
sta intento ed ascolta l'abisso
col fusto piegato a balestra.

Rifugio d'uccelli notturni,
nell'ora più alta risuona
d'un battere d'ali veloce.

Ha pure un suo nido il mio cuore
Sospeso nel buio, una voce;
sta pure in ascolto, la notte.

             --------------


En lo alto está un pino torcido;
está atento y escucha al abismo
con el tronco doblado cual ballesta.

Refugio de pájaros nocturnos,
en la hora más alta resuena
desde un veloz batir de alas.

Tiene pues un nido mi corazón
suspendido en la oscuridad, una voz;
está también, a la escucha, la noche.


Salvatore Quasimodo

miércoles, 15 de octubre de 2014

Vive e non sa

Vivo del sogno di un ’ombra nell ’acqua:
ombra di rame verdi, di case
giú capovolte, e di nuovo nuvole.., e tremola
tutto: lo spigolo bianco d ’un muro
nel cielo azzurro abbagliante, una corda
che l ’attraversa, un fanale e il tronco
nero d ’un albero, tagliato a mezzo
un foglio giallo
di carta che galleggia...
Ombra nell ’acqua - liquida città...
luminoso tremore, vastità
il cielo chiaro, verde verde verde
di foglie — tutto par che vada e sta
e vive e non lo sa;
non lo sa l ’acqua, non lo sanno gli alberi,
non lo sa il cielo né le case... Solo
un pover’uomo lo sa, che va
lungo l ’argine triste
del canale.

                    -----------------

Vivo del sueño de una sombra en el agua:
sombra de ramas verdes, de casas
ya dadas vuelta, y de nuevo nubes... y se mece
todo: el borde blanco de un muro
en el cielo azul que te deslumbra, una cuerda
que lo atraviesa, un farol y el tronco
negro de un árbol, cortada a la mitad
una hoja amarilla
de papel que flota...
Sombra en el agua -líquida ciudad...
luminoso temblor, inmensidad
el cielo claro, verde verde verde
de hojas- todo parece que se fuera y está
y vive y no lo sabe:
no lo sabe el agua, no lo saben los árboles,
no lo sabe el cielo ni las casas... Solo
un hombre lo sabe, que camina
por el borde triste
del canal.

Luigi Pirandello

martes, 14 de octubre de 2014

Mors


Quando a le nostre case la diva severa discende,
da lungi il rombo de la volante s'ode,

e l'ombra de l'ala che gelida gelida avanza
diffonde intorno lugubre silenzïo.

Sotto la venïente ripiegano gli uomini il capo,
ma i sen feminei rompono in aneliti.

Tale de gli alti boschi, se luglio il turbine addensa,
non corre un fremito per le virenti cime:

immobili quasi per brivido gli alberi stanno,
e solo il rivo roco s'ode gemere.

Entra ella, e passa, e tocca; e senza pur volgersi atterra
gli arbusti lieti di lor rame giovani;

miete le bionde spiche, strappa anche i grappoli verdi,
coglie le spose pie, le verginette vaghe

ed i fanciulli: rosei tra l'ala nera ei le braccia
al sole a i giuochi tendono e sorridono.

Ahi tristi case dove tu innanzi a' vólti de' padri,
pallida muta diva, spegni le vite nuove!

Ivi non piú le stanza sonanti di risi e di festa
o di bisbigli, come nidi d'augelli a maggio:

ivi non piú il rumore de gli anni lieti crescenti,
non de gli amor le cure, non d'Imeneo le danze:

invecchian ivi ne l'ombra i superstiti, al rombo
del tuo ritorno teso l'orecchio, o dea.

                         ------------

Cuando a nuestros hogares la diosa severa desciende,
se oye de lejos el rumor de sus alas.

La sombra que proyecta cuando gélida, avanza,
difunde en torno lúgubres silencios.

Su cabeza los hombres inclinan cuando ella ha llegado;
los femeninos pechos tiemblan de anhelo.

Así en los altos bosques, cuando julio condensa huracanes,
ni un soplo corre por las verdosas cumbres;

como inmóviles, yertos, deja el escalofrío a los bosques;
sólo se escucha al río que gime ronco.

Entra ella, y pasa, y toca; sin volverse siquiera, derriba
los arbolitos, de su frescor gozosos;

siega la rubia espiga, y arranca también los agraces;
llévase esposas, llévase las doncellas

galanas y los niños; éstos tienden sus brazos de rosa
hacia el sol, bajo el ala negra, y sonríen.

¡Triste el hogar en donde, frente a rostros de padres dolientes,
pálida diosa, vidas nuevas apagas!

Dentro de sus paredes, risas y voces festivas no se oyen,
ni bisbiseos, como en nidos de mayo.

No se oyen los rumores de los años que crecen alegres,
ni de amor cuitas, ni las danzas de boda.

Allí los que perviven, en la sombra envejecen, atentos
siempre a tus pasos; siempre, ¡oh diosa!, esperándote.


Giosuè Carducci

lunes, 13 de octubre de 2014

Amor e'l cor gentil

Amore e 'l cor gentil sono una cosa,
sì come il saggio in suo dittare pone,
e così esser l'un sanza l'altro osa
com'alma razional sanza ragione.
Falli natura quand'è amorosa,
Amor per sire e 'l cor per sua magione,
dentro la qual dormendo si riposa
tal volta poca e tal lunga stagione.
Bieltate appare in saggia donna pui,
che piace a li occhi sì, che dentro al core
nasce un disio de la cosa piacente;
e tanto dura talora in costui,
che fa svegliar lo spirito d'Amore.
E simil face in donna omo valente.

                       ------

Corazón y el Amor son una cosa
sola y gentil -el sabio lo ha dictado.
Ninguno sin el otro ha palpitado,
que la razón no puede estar ociosa.

Falla natura cuando está amorosa,
y Amor o el Corazón por un cuidado;
transcurra el tiempo breve o dilatado,
lo mismo en inquietud que si reposa.

Si a la Bella se suma la Discreta,
y nuestra vista bebe su dulzura
colmando el corazón de ansia secreta,

del Amor al asedio que perdura
pidiendo estadio la Beldad nos reta
como bravo adalid en su armadura.

Dante Alighieri

domingo, 12 de octubre de 2014

Le jour monte et grandit

Le jour monte et grandit, retombe sur la ville
Nous avons traversé la nuit sans délivrance
J’entends les autobus et la rumeur subtile
Des échanges sociaux. J’accède à la présence.

Aujourd’hui aura lieu. La surface invisible
Délimitant dans l’air nos êtres de souffrance
Se forme et se durcit à une vitesse terrible ;
Le corps, le corps pourtant, est une appartenance.

Nous avons traversé fatigues et désirs
Sans retrouver le goût des rêves de l’enfance
Il n’y a plus grand-chose au fond de nos sourires,
Nous sommes prisonniers de notre transparence.


Michel Houellebecq 

sábado, 11 de octubre de 2014

Je voudrais pas crever


Je voudrais pas crever
Avant d'avoir connu
Les chiens noirs du Mexique
Qui dorment sans rêver
Les singes à cul nu
Dévoreurs de tropiques
Les araignées d'argent
Au nid truffé de bulles
Je voudrais pas crever
Sans savoir si la lune
Sous son faux air de thune
A un coté pointu
Si le soleil est froid
Si les quatre saisons
Ne sont vraiment que quatre
Sans avoir essayé
De porter une robe
Sur les grands boulevards
Sans avoir regardé
Dans un regard d'égout
Sans avoir mis mon zobe
Dans des coinstots bizarres
Je voudrais pas finir
Sans connaître la lèpre
Ou les sept maladies
Qu'on attrape là-bas
Le bon ni le mauvais
Ne me feraient de peine
Si si si je savais
Que j'en aurai l'étrenne
Et il y a z aussi
Tout ce que je connais
Tout ce que j'apprécie
Que je sais qui me plaît
Le fond vert de la mer
Où valsent les brins d'algues
Sur le sable ondulé
L'herbe grillée de juin
La terre qui craquelle
L'odeur des conifères
Et les baisers de celle
Que ceci que cela
La belle que voilà
Mon Ourson, l'Ursula
Je voudrais pas crever
Avant d'avoir usé
Sa bouche avec ma bouche
Son corps avec mes mains
Le reste avec mes yeux
J'en dis pas plus faut bien
Rester révérencieux
Je voudrais pas mourir
Sans qu'on ait inventé
Les roses éternelles
La journée de deux heures
La mer à la montagne
La montagne à la mer
La fin de la douleur
Les journaux en couleur
Tous les enfants contents
Et tant de trucs encore
Qui dorment dans les crânes
Des géniaux ingénieurs
Des jardiniers joviaux
Des soucieux socialistes
Des urbains urbanistes
Et des pensifs penseurs
Tant de choses à voir
A voir et à z-entendre
Tant de temps à attendre
A chercher dans le noir

Et moi je vois la fin
Qui grouille et qui s'amène
Avec sa gueule moche
Et qui m'ouvre ses bras
De grenouille bancroche

Je voudrais pas crever
Non monsieur non madame
Avant d'avoir tâté
Le goût qui me tourmente
Le goût qu'est le plus fort
Je voudrais pas crever
Avant d'avoir goûté
La saveur de la mort...


Boris Vian 

viernes, 10 de octubre de 2014

Le paysage changeur

De deux choses lune
l'autre c'est le soleil
les pauvres les travailleurs ne voient pas ces choses
leur soleil c'est la soif la poussière la sueur le goudron
et s'ils travaillent en plein soleil le travail leur cache le soleil
leur soleil c'est l'insolation
et le clair de lune pour les travailleurs de nuit
c'est la bronchite la pharmacie les emmerdements les ennuis
et quand le travailleur s'endort il est bercé par l'insomnie
et quand son réveil le réveille
il trouve chaque jour devant son lit
la sale gueule du travail
qui ricane qui se fout de lui
alors il se lève
alors il se lave
et puis il sort à moitié éveillé à moitié endormi
il marche dans la rue à moitié éveillée à moitié endormie
et il prend l'autobus
le service ouvrier
et l'autobus le chauffeur le receveur
et tous les travailleurs à moitié réveillés à moitié endormis
traversent le paysage figé entre le petit jour et la nuit
le paysage de briques de fenêtres à courants d'air de corridors
le paysage éclipse
le paysage prison
le paysage sans air sans lumière sans rires ni saisons
le paysage glacé des cités ouvrières glacées en plein été comme au cœur de l'hiver
le paysage éteint
le paysage sans rien
le paysage exploité affamé dévoré escamoté
le paysage charbon
le paysage poussière
le paysage cambouis
le paysage mâchefer
le paysage châtré gommé effacé relégué et rejeté dans l'ombre
dans la grande ombre
l'ombre du capital
l'ombre du profit.

Sur ce paysage parfois un astre luit
un seul
le faux soleil
le soleil blême
le soleil couché
le soleil chien du capital
le vieux soleil de cuivre
le vieux soleil clairon
le vieux soleil ciboire
le vieux soleil fistule
le dégoûtant soleil du roi soleil
le soleil d'Austerlitz
le soleil de Verdun
le soleil fétiche
le soleil tricolore et incolore
l'astre des désastres
l'astre de la vacherie
l'astre de la tuerie
l'astre de la connerie
le soleil mort.

Et le paysage à moitié construit à moitié démoli
à moitié réveillé à moitié endormi
s'effondre dans la guerre le malheur et l'oubli
et puis il recommence une fois la guerre finie
il se rebâtit lui-même dans l'ombre
et le capital sourit
mais un jour le vrai soleil viendra
un vrai soleil dur qui réveillera le paysage trop mou
et les travailleurs sortiront
ils verront alors le soleil
le vrai le dur le rouge soleil de la révolution
et ils se compteront
et ils se comprendront
et ils verront leur nombre
et ils regarderont l'ombre
et ils riront
et ils s'avanceront
une dernière fois le capital voudra les empêcher de rire
ils le tueront
et ils l' enterreront dans la terre sous le paysage de misère
et le paysage de misère de profits de poussières et de charbon
ils le brûleront
ils le raseront
et ils en fabriqueront un autre en chantant
un paysage tout nouveau tout beau
un vrai paysage tout vivant
ils feront beaucoup de choses avec le soleil
et même ils changeront l'hiver en printemps.

Jacques Prévert 

jueves, 9 de octubre de 2014

Union libre

Ma femme à la chevelure de feu de bois
Aux pensées d'éclairs de chaleur
A la taille de sablier
Ma femme à la taille de loutre entre les dents du tigre
Ma femme à la bouche de cocarde et de bouquet d'étoiles de dernière grandeur
Aux dents d'empreintes de souris blanche sur la terre blanche
A la langue d'ambre et de verre frottés
Ma femme à la langue d'hostie poignardée
A la langue de poupée qui ouvre et ferme les yeux
A la langue de pierre incroyable
Ma femme aux cils de bâtons d'écriture d'enfant
Aux sourcils de bord de nid d'hirondelle
Ma femme aux tempes d'ardoise de toit de serre
Et de buée aux vitres
Ma femme aux épaules de champagne
Et de fontaine à têtes de dauphins sous la glace
Ma femme aux poignets d'allumettes
Ma femme aux doigts de hasard et d'as de cœur
Aux doigts de foin coupé
Ma femme aux aisselles de martre et de fênes
De nuit de la Saint-Jean
De troène et de nid de scalares
Aux bras d'écume de mer et d'écluse
Et de mélange du blé et du moulin
Ma femme aux jambes de fusée
Aux mouvements d'horlogerie et de désespoir
Ma femme aux mollets de moelle de sureau
Ma femme aux pieds d'initiales
Aux pieds de trousseaux de clés aux pieds de calfats qui boivent
Ma femme au cou d'orge imperlé
Ma femme à la gorge de Val d'or
De rendez-vous dans le lit même du torrent
Aux seins de nuit
Ma femme aux seins de taupinière marine
Ma femme aux seins de creuset du rubis
Aux seins de spectre de la rose sous la rosée
Ma femme au ventre de dépliement d'éventail des jours
Au ventre de griffe géante
Ma femme au dos d'oiseau qui fuit vertical
Au dos de vif-argent
Au dos de lumière
A la nuque de pierre roulée et de craie mouillée
Et de chute d'un verre dans lequel on vient de boire
Ma femme aux hanches de nacelle
Aux hanches de lustre et de pennes de flèche
Et de tiges de plumes de paon blanc
De balance insensible
Ma femme aux fesses de grès et d'amiante
Ma femme aux fesses de dos de cygne
Ma femme aux fesses de printemps
Au sexe de glaïeul
Ma femme au sexe de placer et d'ornithorynque
Ma femme au sexe d'algue et de bonbons anciens
Ma femme au sexe de miroir
Ma femme aux yeux pleins de larmes
Aux yeux de panoplie violette et d'aiguille aimantée
Ma femme aux yeux de savane
Ma femme aux yeux d'eau pour boire en prison
Ma femme aux yeux de bois toujours sous la hache
Aux yeux de niveau d'eau de niveau d'air de terre et de feu.


André Breton 

miércoles, 8 de octubre de 2014

Rêvé pour l'hiver



L'hiver, nous irons dans un petit wagon rose
Avec des coussins bleus.
Nous serons bien. Un nid de baisers fous repose
Dans chaque coin moelleux.

Tu fermeras l'oeil, pour ne point voir, par la glace,
Grimacer les ombres des soirs,
Ces monstruosités hargneuses, populace
De démons noirs et de loups noirs.

Puis tu te sentiras la joue égratignée...
Un petit baiser, comme une folle araignée,
Te courra par le cou...

Et tu me diras : " Cherche ! " en inclinant la tête,
- Et nous prendrons du temps à trouver cette bête
- Qui voyage beaucoup...



Arthur Rimbaud 

martes, 7 de octubre de 2014

Brise marine



La chair est triste, hélas! et j'ai lu tous les livres.
Fuir! là-bas fuir! Je sens que des oiseaux sont ivres
D'être parmi l'écume inconnue et les cieux!
Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux
Ne retiendra ce coeur qui dans la mer se trempe
O nuits! ni la clarté déserte de ma lampe
Sur le vide papier que la blancheur défend
Et ni la jeune femme allaitant son enfant.
Je partirai! Steamer balançant ta mâture,
Lève l'ancre pour une exotique nature!

Un Ennui, désolé par les cruels espoirs,
Croit encore à l'adieu suprême des mouchoirs!
Et, peut-être, les mâts, invitant les orages
Sont-ils de ceux qu'un vent penche sur les naufrages
Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fertiles îlots...
Mais, ô mon coeur, entends le chant des matelots!


Stéphane Mallarmé 

lunes, 6 de octubre de 2014

L'Héautontimorouménos


À J.G.F.
Je te frapperai sans colère
Et sans haine, comme un boucher,
Comme Moïse le rocher
Et je ferai de ta paupière,
Pour abreuver mon Saharah
Jaillir les eaux de la souffrance.
Mon désir gonflé d'espérance
Sur tes pleurs salés nagera
Comme un vaisseau qui prend le large,
Et dans mon coeur qu'ils soûleront
Tes chers sanglots retentiront
Comme un tambour qui bat la charge!
Ne suis-je pas un faux accord
Dans la divine symphonie,
Grâce à la vorace Ironie
Qui me secoue et qui me mord
Elle est dans ma voix, la criarde!
C'est tout mon sang ce poison noir!
Je suis le sinistre miroir
Où la mégère se regarde.
Je suis la plaie et le couteau!
Je suis le soufflet et la joue!
Je suis les membres et la roue,
Et la victime et le bourreau!
Je suis de mon coeur le vampire,
— Un de ces grands abandonnés
Au rire éternel condamnés
Et qui ne peuvent plus sourire!



Charles Baudelaire 

domingo, 5 de octubre de 2014

Deseo de la antimateria


A un colibrí

Dos cuerpos que se pliegan sobre el otro.
Tu presencia. Te huelo y siento. Escarbas.
Ver que estás pero no, que anidas mi ingle
con tu tarde confusa, a la vez marchas

deambulando un plano que no irrigan
mis arterias, por más que palpe y nada,
entre tus cauces, llenos de un latido
que asusta y ya eres otra. Ciega náusea

te vierten los manglares de tu cuerpo,
vértigo el turbio aleph de tus entrañas,
tu jauría de caos que no redime
ni un laberinto de amor. Te desangras

por los ojos soldados en la súplica
(¿y el mar dónde?), sin carne de palabra.
Tus galaxias te oprimen, mi voz yerma,
yo aquí, aquí al lado, es mi ingle que te guarda

Luis Fuente

viernes, 3 de octubre de 2014

Hoja de árbol



Hoja de árbol caída
música de viento no es,
no me toques los cojones
que vengo de vendimiar.



Luis

jueves, 2 de octubre de 2014

La última costa


Había una barcaza, con personajes torvos,
en la orilla dispuesta. La noche de la tierra,
sepultada.
                   Y más allá aquel barco, de luces mortecinas,
en donde se apiñaba, con fervor, aunque triste,
un gentío enlutado.
                                  Enfrente, aquella bruma
cerrada bajo un cielo sin firmamento ya.
Y una barca esperando, y otras varadas.

Llegábamos exhaustos, con la carne tirante, algo seca.
Un aire inmóvil, con flecos de humedad,
                                                                         flotaba en el lugar.
Todo estaba dispuesto.
                                            La niebla, aún más cerrada,
exigía partir. Yo tenía los ojos velados por las lágrimas.

Dispusimos los remos desgastados
y como esclavos, mudos,
empujamos aquellas aguas negras.
Mi madre me miraba, muy fija, desde el barco
en el viaje aquel de todos a la niebla.


Francisco Brines


 

miércoles, 1 de octubre de 2014

¿Quién anda ahí?


¿Quién anda ahí,
verso sin terminar entre mis versos,
desatendido sueño,
silencio de las luces y las puertas?

¿Quién anda ahí,
después de haberse ido, persistiendo
con ojos de batalla,
bajo la sombra muerta de las llaves?

¿Quién anda ahí,
viniendo sin venir, deshabitando
el tono de su voz,
la cuenta inacabada de los pasos?

En esos mismos labios que han hecho las maletas,
yo buscaba los héroes del destino.
Vinieron una tarde por llevarte con ellos,
y comprendí que nada se comprende.


Luis García Montero