Este no querer ser lo que se es
este rechinamiento
y el gusto, en todas partes, de lo que uno se pierde miserablemente:
el sabor del agua con que culmina la sed,
el momento feliz con que culmina, en su noche feroz, el manicomio..
Mujeres de otro mundo ya, por las que me rebano de los buenos sueños
amores dulces como lágrimas de cordero degollado
seres que me distancian del amor resolviéndose por lo intocable
Familias tardes en el campo
vida en la exacta acepción de la palabra como algo puesto al fuego lento del sol
mi infancia a pesar de todo digna de unos recuerdos este poema mismo
todas son partes ahora de una noche incolora
de una mutilación.
Enrique Lihn
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