domingo, 2 de diciembre de 2012

Iuvat vivere

¿Qué será la vida sino un camino
y una causa y una consecuencia
de encontrarte en cualquier escenario?
Felicidad, no me abandones nunca,
vaya donde vaya iré despacio
para que puedas darme alcance.
No engendro realidades singulares,
la realidad nace en cada mirada
mas… los dioses solo  nacen detrás
de párpados cerrados. ¡Abre tu alma!
y los ojos; y la boca; y observa
y declama lo que muchos ignoran:
los dioses, como Alá, como el dinero,
siempre estarán por encima de uno
y de millones, de miles, de cientos…
pero a veces uno, tan solo uno,
puede doblegar a la mayoría.
Debemos luchar por lo que queremos,
yo, quiero hacer el amor con la vida.
Los años se diluyen en la esfera,
atrapados, como estamos, en cuatro
muros de papel cartón que sirven
de decorado en cualquier película
de acción donde puede morir cualquiera.    
Morir no es la razón, ni la causa,
ni el paraíso, ni la consecuencia.
Morir, para la vida, es la certeza.
¡Afortunados, siempre, los humanos!
Nos premiaron con millones de instantes
bellos que disfrutamos una vez…
y no volverán nunca. ¡Carpe diem!
Los dioses no entienden qué es el ahora.
Nosotros, que lo sabemos, pasamos
la vida preocupándonos, cada hora
que pasa, del trabajo, la pareja,
la casa, la amistad o la familia;
casi siempre a todos se nos olvida
lo más importante: que estamos vivos,
que aunque el tiempo, aún lento, nos devora
engullendo años, y meses, y días,
solo estamos aquí para una cosa:
disfrutar cada instante de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario