martes, 30 de septiembre de 2014


Rosario,
En ti pensaba, en tus cabellos
Que el mundo de la sombra envidiaría,
Y puse un punto de mi vida en ellos
Y quise yo soñar que tú eras mía.

Ando yo por la tierra con los ojos,
Alzados ?¡oh mi afán!? a tanta altura
Que en ira altiva o míseros sonrojos
Encendiólos la humana criatura.

Vivir: ?Saber morir; así me aqueja
Este infausto buscar, este bien fiero,
Y todo el Ser en mi alma se refleja,
¡Y buscando sin fe, de fe me muero!

José Martí

lunes, 29 de septiembre de 2014

Encomios

Tras la muerte
exageramos las buenas cualidades de una persona,
las inflamos.

en vida
a menudo nos repele esa misma persona
mientras hablamos con ellos por teléfono
o sencillamente al estar en la misma habitación.

y a menudo nos mostramos críticos con su manera de
caminar, hablar, vestirse
vivir
creer

pero que se mueran,
a ver en qué criaturas se convierten
entonces.

ojalá en algún funeral
alguien dijera:
“¡qué tipo tan odioso
era!”.

incluso en mi funeral
que haya un poquito de verdad,
y luego la buena tierra
limpia.

Charles Bukowski

viernes, 26 de septiembre de 2014

La bailarina

Alta, delgada, se irguió, las manos en la nuca.
Cuando evoco esa belleza, se agita mi viejo corazón.
Había bailado algunos de los bailes de su tribu:
la danza del Sol, que es una danza vertiginosa;
la danza de la Luna, que es una danza mesurada;
y la danza de la Muerte, que es una danza inmóvil.
Pero aún no había bailado la danza del Amor...

El Sol, con su cortejo de alegrías;
la Luna, con su cortejo de melancolía,
y la Muerte, con su cortejo de dolor, habían bailado ante nosotros.
Pero el Amor esperaba que arrojáramos las rosas
sobre el tapiz de quien lo celebraba...

De pronto, dos niños la despejaron de sus velos,
y ella, despidió a los músicos con un gesto silencioso de sus dedos.

Bailó primero con los ojos y con sus párpados alados de pestañas.
¡Entre sus dos manos, su cabeza pesaba lo que pesaba el mundo!
Por último, su rostro se iluminó,
dio tres pasos, arqueó su cuerpo,
y sus manos extendió desesperadamente...
y de pronto se irguió y nos las regaló abiertas
después de aprisionar el perfume ondulado de las rosas...


Anónimo

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Viaje


Aunque llegué al final del viaje,
Jamás sentí que hubiera llegado.
Tomé la carretera
Que sube despacio la cuesta de las preguntas, y que me lleva
Incluso a descender a la tierra que conduce a casa. Yo sé
Que mi carne está limpiamente mordisqueada, perdida
Para el perturbado pez entre las vainas susurrantes-
Yo los dejé atrás en mi ruta

Y así también con el pan y el vino
Necesito la repartición de derrota y carestía
Yo los dejé atrás en mi ruta
Jamás sentí que hubiera llegado
Aunque amor y bienvenida me atrapan en casa
Los usurpadores pasan mi copa en cada
Banquete como en una última cena.


Wole Soyinka

martes, 23 de septiembre de 2014

Poema para hacer el amor

Para hacer el amor debe evitarse un sol muy fuerte
sobre los ojos de la muchacha, tampoco es buena la sombra
si el lomo del amante se achicharra

para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso
ni cerca de las aguas.

Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.

La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable,
limpio y redondo como un techo
y entonces la muchacha no verá el dedo de Dios.

Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.


Antonio Cisneros

lunes, 22 de septiembre de 2014

¡Guerra!


¿Oís?, es el cañón. Mi pecho hirviendo
el cántico de guerra entonará,
y al eco ronco del cañón venciendo,
la lira del poeta sonará.

El pueblo ved que la orgullosa frente
levanta ya del polvo en que yacía,
arrogante en valor, omnipotente,
terror de la insolente tiranía.
Rumor de voces siento,
y al aire miro deslumbrar espadas,
y desplegar banderas;
y retumban al son las escarpadas
rocas del Pirineo;
y retiemblan los muros
de la opulenta Cádiz, y el deseo
crece en los pechos de vencer lidiando;
brilla en los rostros* el marcial contento,
y dondequiera generoso acento
se alza de PATRIA y LIBERTAD tronando.

Al grito de la patria
volemos, compañeros,
blandamos los aceros
que intrépida nos da.
A par en nuestros brazos
ufanos la ensalcemos
y al mundo proclamemos:
"España es libre ya".
¡Mirad, mirad en sangre,
y lágrimas teñidos
reír los forajidos,
gozar en su dolor!
¡Oh!, fin tan sólo ponga
su muerte a la contienda,
y cada golpe encienda
aún más nuestro rencor.
¡Oh siempre dulce patria
al alma generosa!
¡Oh siempre portentosa
magia de libertad!
Tus ínclitos pendones
que el español tremola,
un rayo tornasola
del iris de la paz.
En medio del estruendo
del bronce pavoroso,
tu grito prodigioso
se escucha resonar.
Tu grito que las almas
inunda de alegría,
tu nombre que a esa impía
caterva hace temblar.
¿Quién hay ¡oh compañeros!,
que al bélico redoble
no sienta el pecho noble
con júbilo latir?
Mirad centelleantes
cual nuncios ya de gloria,
reflejos de victoria
las armas despedir.

¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas!
Y al mar se lancen con bramido horrendo
de la infiel sangre caudalosos ríos,
y atónito contemple el océano
sus olas combatidas
con la traidora sangre enrojecidas.

Truene el cañón: el cántico de guerra,
pueblos ya libres, con placer alzad:
ved, ya desciende a la oprimida tierra,
los hierros a romper, la libertad.

José de Espronceda

sábado, 20 de septiembre de 2014

Cuentan de un sabio, que un día...



Cuentan de un sabio, que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas yerbas que cogía.
«Habrá otro», entre sí decía,
«más pobre y triste que yo?»
Y cuando el rostro volvió,
halló la respuesta, viendo
que iba otro sabio cogiendo
las hojas que él arrojó.


Pedro Calderón de la Barca

jueves, 18 de septiembre de 2014

La música


Los trinos de ese mirlo
se derraman
sobre el fiambre más reciente
de la ciudad.
Dicen que encontraron la jeringa
colgándole del brazo todavía.
No lo sé.
Y no me importa
demasiado.
Escucho al mirlo.
Su múscia
en medio del infierno.

Roger Wolfe

martes, 16 de septiembre de 2014

Ruinas del Tercer Reich


Todo pasó como él imaginara,
allá en el frente de Smolensk.
Y tú has envejecido -aunque sonrías
wie einst, Lili Marlen.

Nimbado por la niebla, igual que entonces,
surge ante mí tu rostro encantador
contra un fondo de carros de combate
y de cruces gamadas en la Place Vendôme.

En la barra del bar -ante una copa-
plantada como cimbel,
obscenamente tú sonríes.
A quién, Lili Marlen?

Por los rusos vencido y por los años,
aún el irritado corazón
te pide guerra. Y en las horas últimas
de soledad y alcohol,

enfurecida y flaca, con las uñas
destrozas el pespunte de tu guante negro,
tu viejo guante de manopla negro
con que al partir dijiste adiós.


Jaime Gil de Biedma

lunes, 15 de septiembre de 2014

Eleusis

A Hölderlin

En torno a mí, en mí, la calma habita --la gente atareada,
nunca sin apuro, duerme, me da la libertad y la musa. Gracias a ti,
 ¡Oh, noche!, liberadora mía. Con blanco lino de niebla
cubre la luna la incierta frontera
de los cerros lejanos; amiga, parpadea
la clara franja del lago allá.
El recuerdo se aleja del monótono ruido del día,
como si hubiera años entre eso y el ahora.
Ante mí se presenta tu imagen, querido,
y el placer de los días que han huido; (pero) de ellos
quedan las dulces esperanzas de volverse a ver –
Ya se me dibuja la escena del abrazo fogoso,
largamente anhelado; luego la escena de las preguntas,
el intercambio de miradas que indagan secretos,
aquello que con el tiempo ha cambiado, acaso,
en el porte, la expresión y las maneras del amigo, --
la certeza gozosa de encontrar más firme,
más madura aún la vieja alianza
que ningún compromiso vence , la alianza
de vivir sólo la libre verdad, y nunca, nunca
en paz con el dogma que rige la opinión y la sensación.
Ahora negocia con la pesada realidad el deseo
Que sobre los montes y los ríos me lleva ligero a ti,
Sí, su litigio anuncia pronto un suspiro, y con él
Se escapa el sueño de dulces fantasías.
Mis ojos se elevan hasta el arco del cielo eterno,
Hacia ti, ¡oh brillante astro de la noche!
Y todos los deseos, todas las esperanzas
olvidadas emanan en torrente de tu eternidad;
(El sentido se pierde en lo aparente,
lo que llamé ‘yo’ desaparece,
me entrego a lo inconmensurable,
yo soy eso, soy todo, soy sólo eso.
Extrañado de los pensamientos que retornan,
Él teme ante lo infinito y, colmado de asmobro,
No capta la profundidad de esta intuición.
Al sentido se acerca fantasiosamente lo eterno
Que se traza con dibujos) – ¡Bienvenidas
Las altas sombras y su intocable espíritu,
De cuyas estrellas reluce la plenitud!
No me atemoriza, --siento que es también mi lugar el éter
De severidad, de brillo, que las rodea.
Ah! Saltan ahora por sí mismas las puertas de tu divino reino,
¡Oh Ceres, que reinaste en Eleusis!
Embriagado de entusiasmo me sentiría ahora
El espectador de tu presencia,
Entendería tus revelaciones,
Comprendería el alto sentido de las imágenes, escucharía
Los himnos dibujados junto a los dioses,
La suprema sentencia de tu consejo.-
Tus aulas han callado, ¡oh diosa!
¡De los altares consagrados ha huido
El círculo de los dioses, de vuelta al Olimpo,
Ha huido de la profanada tumba de la humanidad,
Ha huido del genio la inocencia al que ella ha embrujado!
Calla la sabiduría de tus sacerdotes; no hay tono de consagración
Que se haya salvado para nosotros – y en vano busca
La curiosidad del investigador algo más que amor
A la sabiduría (ella posee al buscador y
te venera) –[solo] para dominarla ¡ellos te entierran con palabras
que fueron impresas en tu alto sentido!
¡En vano! Sólo atrapan un poco de polvo y ceniza
adonde no regresará nunca tu vida.
Sí, ¡bajo la podredumbre y la desolación se sienten todavía
Los muertos eternos! -- los saciados—inútilmente— no queda
signo de tus fiestas, ninguna huella de tu imagen.
Para el iniciado fueron muchas las altas enseñanzas,
Demasiado sagrado lo profundo del sentimiento inexpresable,
Como para que lo valoraran sus signos secos.
Ya el pensamiento no atrapa el alma,
El alma que, sumida en el castigo de la infinitud
Fuera del espacio y del tiempo, se olvida y recobra, despierta, de nuevo
La consciencia. Quien quisiera hablar a otros de esto,
Hablaría en la lengua de los ángeles, sentiría la pobreza de las palabras.
Él temería, cuando lo sagrado ha sido tenido en el pensar por tan poco,
Cuando se le ha hecho tan pequeño, que el discurso le parezca pecado
Y que, vivo, cierre la boca.
Lo que el consagrado se prohíbe a sí mismo, lo prohíbe
Una sabia ley a los espíritus pobres, que no han de hacerse proclamas
De lo que en la sagrada noche se ha visto, oído, sentido:
Que su molesto ruido no perturba a los mejores
En sus plegarias, su parloteo hueco
no despierta la ira de lo sagrado, y no ha pisado
Tanto el excremento como para confiar
Lo sagrado a la memoria, --que no es para
ser juguete y útil del sofista,
que lo vende por óbolos,
ni para el saco del hipócrita sabihondo ni (tampoco)
para la vara del joven feliz, y sería tan vacío
al final, que sólo tendría raíces su vida en el eco
de lenguas ajenas.
Tus hijos, diosa, avaros, no portan
Tu honor en callejas y mercados, lo atesoran
En el reino interior de su pecho.
Por eso no viviste tú en su boca.
Su vida te honró. En sus hechos vives todavía.
También esta noche te percibo, deidad sagrada,
Que a menudo te revelas a mí en la vida de tus hijos,
¡Te presiento a menudo como el alma de sus hechos!
Eres el pleno sentido, la creencia confiable,
esa que, deidad al fin, aunque todo se hunda, nunca se tambalea.


Georg Wilhelm Friedrich Hegel

viernes, 12 de septiembre de 2014

El aire huele a humo


A Gabriel Celaya y a Amparo Gastón,
Que tanto le quiso y le quiere todavía.
J.A.G.


¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿Qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?

¿Qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?

¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?

¿Qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?

¿Qué hacer?¿Qué hará? Preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.

 José Agustín Goytisolo

jueves, 11 de septiembre de 2014

Nightingale


   "Cada palabra es una herida mortal, 
                                                                   Debo tener cuidado". 
                                                                                        Jorge Díaz

Noche, palabra mía henchida de sucesos.
La aflicción, el vacío, la muerte, la tiniebla
avivan en tus sílabas sus temores y ansiase
Extenuado nombre, fatigada corola,
para caer de ti como cansino pétalo,
o hundirse en tus confines, abiertos,
afilados, beso ardiente, última sensación,
locura extrema.
Noche, noche, amor mío,
¿es que acaso me atreveré a saltar
traspasada de ti hasta la muerte?
Lengua: nupcial espada.
Apenas te mencione, convocadas estrellas
insistirán solícitas mostrando el desvarío
de tus ojos vibrátiles.
Oh noche, qué incitante, qué turbadora eres;
madre y devoradora, acercas tu regazo,
y cómo quiero huir, cómo desertar quiero
de tus lágrimas ávidas, cómo intento esconderme
de tus manos, oh noche, mi tristeza.
Y quizá seas la única, la palabra final
que todo amor explique. Y el estremecimiento.
Y el magnífico instante que ni aun la memoria
más fiel y enamorada consiente en repetir.
Noche, tristeza mía, todavía es posible
que te llame, y me abreve en el láudano amargo
que destilan tus letras. Que a tu herida me entregue
y a tu abismo, mi tristeza, mi noche,
todavía es posible.
Oh noche mía, acaso... acaso te amaría.

Ana Rosetti

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Ley de vida


No pudrirse:
imposible deseo de las frutas.

No pararse:
ambición y condena de las fuentes.

Los pastos van cerrando
el camino sin nombre del collado
por el que tú volvías.

Conozco bien las piedras
desde donde tus ojos oteaban
los tesoros del valle.

Subo la cuesta
y nadie va delante.
Bajo y tu sombra
no me sigue los pasos.

Mi corazón se ha vuelto
charco turbio de lluvia
donde tiembla tu rostro.

Irene Sánchez Carrón

martes, 9 de septiembre de 2014

El infierno Musical


Golpean con soles

Nada se acopla con nada aquí

Y de tanto animal muerto en el cementerio de
huesos filosos de mi memoria

Y de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar
entre mis piernas

La cantidad de fragmentos me desgarra

Impuro diálogo

Un proyectarse desesperado de la materia verbal

Liberada a sí misma

Naufragando en sí misma.

Alejandra Pizarnik 

lunes, 8 de septiembre de 2014

¡Adiós mujer oriental amada!


¡Adiós mujer oriental amada!
Poco faltó y contra mi extravagancia,
el hábito que me dicta todo o nada
casi me arrastra a las estepas, a la errancia
detrás de las huellas de tu carreta.
Tienes rasgados los ojos,
la naricita rara, la frente amplia,
no balbuceas en francés tus antojos,
los pies no aprietas con seda,
y junto al samovar, a la inglesa,
no sirves el té, ni las galletas,
no suspiras por poetas de moda,
Shakespeare no te inquieta,
no te abrumas de melancolía
cuando la cabeza se queda vacía,
no tarareas ma dov' é,
el baile último no conoces...
Algo ocurrió conmigo, apenas media hora,
mientras alistaban los caballos,
la mente y el corazón los llenaba
tu belleza agreste, tus ojos.
¿No es igual amigo mío:
extraviar al alma, ociosa
entre espejos brillantes, en un teatro
que huir por la estepa, nómada?

Alexandr Pushkin

jueves, 4 de septiembre de 2014

La poesía es un arma cargada de futuro


Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque a penas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

Gabriel Celaya

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Político inteligente

Un político ejemplar
dijo a un amigo cercano
con el que iba a trabajar:
Deja al pueblo descansar,
que si el pueblo se despierta,
no nos vamos a enterar
de la que pueden armar
si no duermen bien la siesta.
Que son bastante más listos
de lo que todos pensamos.
Me parece que olvidamos
cuando ya somos ministros
todo lo que les juramos.
No creas que son idiotas.
¡Por favor! ¡No te lo creas!
Serán unos cabezotas,
más no carecen de ideas.
Déjale al pueblo dormir;
que si acaba despertando
se podría cabrear…
al llegar a comprobar
que lo estamos engañando.

Fernando Rios

martes, 2 de septiembre de 2014

L'Héautontimorouménos

À J.G.F.                                                        

Je te frapperai sans colère
Et sans haine, comme un boucher,
Comme Moïse le rocher
Et je ferai de ta paupière,
Pour abreuver mon Saharah
Jaillir les eaux de la souffrance.
Mon désir gonflé d'espérance
Sur tes pleurs salés nagera
Comme un vaisseau qui prend le large,
Et dans mon coeur qu'ils soûleront
Tes chers sanglots retentiront
Comme un tambour qui bat la charge!
Ne suis-je pas un faux accord
Dans la divine symphonie,
Grâce à la vorace Ironie
Qui me secoue et qui me mord
Elle est dans ma voix, la criarde!
C'est tout mon sang ce poison noir!
Je suis le sinistre miroir
Où la mégère se regarde.
Je suis la plaie et le couteau!
Je suis le soufflet et la joue!
Je suis les membres et la roue,
Et la victime et le bourreau!
Je suis de mon coeur le vampire,
— Un de ces grands abandonnés
Au rire éternel condamnés
Et qui ne peuvent plus sourire!

Charles Baudelaire

lunes, 1 de septiembre de 2014

Estos versos, lector mío


Estos versos, lector mío,
que a tu deleite consagro,
y sólo tienen de buenos
conocer yo que son malos,
ni disputártelos quiero,
ni quiero recomendarlos,
porque eso fuera querer
hacer de ellos mucho caso.

No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado,
estimar lo que yo nunca
juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo,
si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás
en ella, estoy muy al cabo.

No hay cosa más libre que
el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?

Di cuanto quisieres de ellos,
que, cuanto más inhumano
me los mordieres, entonces
me quedas más obligado,
pues le debes a mi musa
el más sazonado plato
(que es el murmurar), según
un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues,
o te agrado, o no te agrado:
si te agrado, te diviertes;
murmuras, si no te cuadro.

Bien pudiera yo decirte
por disculpa, que no ha dado
lugar para corregirlos
la priesa de los traslados;
que van de diversas letras,
y que algunos, de muchachos,
matan de suerte el sentido
que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho,
ha sido en el corto espacio
que ferian al ocio las
precisiones de mi estado;
que tengo poca salud
y continuos embarazos,
tales, que aun diciendo esto,
llevo la pluma trotando.

Pero todo eso no sirve,
pues pensarás que me jacto
de que quizá fueran buenos
a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas,
sino sólo que es el darlos
a la luz, tan sólo por
obedecer un mandato.

Esto es, si gustas creerlo,
que sobre eso no me mato,
pues al cabo harás lo que
se te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más de
darte la muestra del paño:
si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.

Sor Juana