jueves, 31 de marzo de 2022

Charneca em Flor, Gándara en Flor

 

Enche o meu peito, num encanto mago,

O frémito das coisas dolorosas…

Sob as urzes queimadas nascem rosas…

Nos meus olhos as lágrimas apago…


Anseio! Asas abertas! O que trago

Em mim? Eu oiço bocas silenciosas

Murmurar-me as palavras misteriosas

Que perturbam meu ser como um afago!


E, nesta febre ansiosa que me invade,

Dispo a minha mortalha, o meu burel,

E já não sou, Amor, Soror Saudade…


Olhos a arder em êxtases de amor,

Boca a saber a sol, a fruto, a mel:

Sou a charneca rude a abrir em flor!

 

Rellena mi pecho, en un encanto mago,

El frémito de las cosas dolorosas…

Bajo los urces quemados nacen rosas…

En mis ojos las lágrimas apago…


¡Ansío! ¡Alas abiertas! ¿Lo que traigo

En mí? ¡Escucho bocas silenciosas

Murmurarme las palabras misteriosas

¡Que perturban mi ser como un halago!


Y, en esta fiebre ansiosa que me invade,

Desnudo mi palio, mi burel,

Y ya no soy, Amor, Sóror Saudade…

 

Ojos ardiendo en éxtasis de amor,

Boca sabiendo a sol, a fruto, a miel:

¡Soy la gándara ruda abriendo en flor!


Florbela Espanca

miércoles, 30 de marzo de 2022

El niño de la noche

 Riéndose, burlándose con claridad del día,

se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces.

No quise más la luz. ¿Para qué? No saldría

más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.


Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozoso

al centro de la esfera de todo lo que existe.

Quise llevar la risa como lo más hermoso.

He muerto sonriendo serenamente triste.


Niño dos veces niño: tres veces venidero.

Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre.

Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero

salir donde la luz su gran tristeza encuentre.


Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia.

Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre.

En una sensitiva sombra de transparencia,

en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre.


Vientre: carne central de todo lo existente.

Bóveda eternamente si azul, si roja, oscura.

Noche final en cuya profundidad se siente

la voz de las raíces y el soplo de la altura.


Bajo tu piel avanzo, y es sangre la distancia.

Mi cuerpo en una densa constelación gravita.

El universo agolpa su errante resonancia

allí, donde la historia del hombre ha sido escrita.


Mirar, y ver en torno la soledad, el monte,

el mar, por la ventana de un corazón entero

que ayer se acongojaba de no ser horizonte

abierto a un mundo menos mudable y pasajero.


Acumular la piedra y el niño para nada:

para vivir sin alas y oscuramente un día.

Pirámide de sal temible y limitada,

sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía.


Mas, algo me ha empujado desesperadamente.

Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado.

Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente

vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.


Miguel Hernández

martes, 29 de marzo de 2022

Vendrá de noche

 Vendrá de noche cuando todo duerma,

vendrá de noche cuando el alma enferma

se emboce en vida,

vendrá de noche con su paso quedo,

vendrá de noche y posará su dedo

sobre la herida.


Vendrá de noche y su fugaz vislumbre

volverá lumbre la fatal quejumbre;

vendrá de noche

con su rosario, soltará las perlas

negro sol que da ceguera verlas,

¡todo un derroche!


Vendrá de noche, noche nuestra madre,

cuando a lo lejos el recuerdo ladre

perdido agujero;

vendrá de noche; apagará su paso

mortal ladrido y dejará al ocaso

largo agujero...


¿Vendrá una noche recogida y vasta?

¿Vendrá una noche maternal y casta

de luna llena?

Vendrá viniendo con venir eterno;

vendrá una noche del postrer invierno...

Noche serena...


Vendrá como se fue, como se ha ido

-suena a lo lejos el fatal ladrido-,

vendrá a la cita;

será de noche mas que sea aurora,

vendrá a su hora, cuando el aire llora,

llora y medita...


Vendrá de noche, en una noche clara,

noche de luna que al dolor ampara,

noche desnuda,

vendrá... Venir es porvenir... Pasado

que pasa y queda y que se queda al lado

y nunca muda....


Vendrá de noche, cuando el tiempo aguarda,

cuando la tarde en las tinieblas tarda

y espera al día,

vendrá de noche, en una noche pura,

cuando del sol la sangre se depura,

del mediodía.


Noche ha de hacerse en cuanto venga y llegue,

y el corazón rendido se le entregue,

noche serena,

de noche ha de venir... ¿Él, ella o ello?

De noche ha de sellar su negro sello,

noche sin pena.


Vendrá la noche, la que da la vida,

y en que la noche al fin el alma olvida,

traerá la cura;

vendrá la noche que lo cubre todo

y espeja al cielo en el luciente lodo

que lo depura.


Vendrá de noche, sí, vendrá de noche,

su negro sello servirá de broche

que cierra el alma;

vendrá de noche sin hacer ruido,

se apagará a lo lejos el ladrido,

vendrá la calma...

Vendrá la noche....


Miguel de Unamuno

lunes, 28 de marzo de 2022

Tú me quieres blanca

 Tú me quieres alba,

me quieres de espumas,

me quieres de nácar.

Que sea azucena

Sobre todas, casta.

De perfume tenue.

Corola cerrada .


Ni un rayo de luna

filtrado me haya.

Ni una margarita

se diga mi hermana.

Tú me quieres nívea,

tú me quieres blanca,

tú me quieres alba.


Tú que hubiste todas

las copas a mano,

de frutos y mieles

los labios morados.

Tú que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.

Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.


Tú que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,

me pretendes blanca

(Dios te lo perdone),

me pretendes casta

(Dios te lo perdone),

¡me pretendes alba!


Huye hacia los bosques,

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua:


Habla con los pájaros

y lévate al alba.

Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.


Alfonsina Storni

viernes, 25 de marzo de 2022

Delirio

 Hace mucho frío aquí en la tierra.

Estaba durmiendo bajo un puente.
Es invierno.
Un invierno muy duro…
Entonces fue cuando me dije:
¿Por qué no te vas al cielo,
a hablar con tus amigos los ángeles?
Y me metí por la gatera que conocéis
de la puerta trasera del cielo.
Vino un ángel a ayudarme a entrar…
¡y entré! (claro que de mosca como siempre)
Y me dijo el ángel cariñoso:
─Pero León Felipe, ¿cómo te atreves con esta noche?
─Vine a confortarme.
Ahí abajo hace mucho frío.
─Pero aquí no tenemos estufa
y el sol no sale hasta mañana.
Nosotros somos invulnerables al frío y al calor…
pero tú…
¡y con esos harapos!
no sé cómo puedes tocar el violín.
─Pues mira, ahora lo toco mejor que nunca.
Me voy a morir dentro de unos días…
y un poeta moribundo
es cuando toca mejor el violín.
Me voy a morir y tengo mucha prisa.
Tengo mucha prisa
y quiero tocar algo nuevo antes
de marcharme definitivamente de la tierra.
-¿Nuevo?… ¡mira que eso es muy difícil!
─Sí, nuevo;
es un truco de circo que se me ha ocurrido anoche:
Voy a tocar mi última canción…
y la voy a tocar caminando
no por la cuerda floja como hacen algunos payasos y poetas…
la voy a tocar caminando por el círculo fino de un aro de madera.
─¿De un aro como esos de los niños?
─Un poco más grande:
es un gran cero.
Dentro del cero está la Nada,
fuera estáis vosotros los ángeles.
Voy a tocar y a tocar
dando vueltas y vueltas
hasta que se me vayan acabando las fuerzas.
Se me verá tocando tocando ya como un sonámbulo…
Como un moribundo
expirando, casi
expirando…
expirando…
hasta caer.
¡Ya!
¿Y hacia dónde caeré?
¿Hacia dentro?
¿en el cero…
dentro de la Nada?
¿o hacia fuera…
donde estáis vosotros para recogerme?
─Estás delirando, León Felipe,
pero… ¿por qué lloras?

León Felipe

martes, 22 de marzo de 2022

Camino

 Un cigarro vacío


A lo largo del camino

He deshojado mis dedos


Y jamás mirar atrás


Mi cabellera

Y el humo de esta pipa


Aquella luz me conducía

Todos los pájaros sin alas

En mis hombros cantaron


Pero mi corazón fatigado

Murió en el último nido


Llueve sobre el camino

Y voy buscando el sitio

donde mis lágrimas han caído

Vicente Huidobro

lunes, 21 de marzo de 2022

El poema

 Y ahora, aquí está frente a mí.       

Tantas luchas que ha costado,

tantos afanes en vela,

tantos bordes de fracaso

junto a este esplendor sereno        

ya son nada, se olvidaron.

Él queda, y en él, el mundo,

la rosa, la piedra, el pájaro,

aquéllos, los del principio,

de este final asombrados.              

¡Tan claros que se veían,

y aún se podía aclararlos!

Están mejor; una luz

que el sol no sabe, unos rayos

los iluminan, sin noche,                 

para siempre revelados.

Las claridades de ahora

lucen más que las de mayo.

Si allí estaban, ahora aquí;

a más transparencia alzados.       

¡Qué naturales parecen,

qué sencillo el gran milagro!

En esta luz del poema,

todo,

desde el más nocturno beso          

al cenital esplendor,

todo está mucho más claro. 


Pedro Salinas