viernes, 14 de septiembre de 2012

Noche transfigurada

Una pareja camina por la desnuda y fría arboleda;
la luna los acompaña mientras ellos contemplan
cómo su luz recorre la silueta de los espigados robles.
Ni una sola nube oscurece el firmamento
sobre el que se prolongan las negras copas de los árboles.

La voz de ella revela:
llevo un niño dentro de mí, y no es tuyo;
camino junto a ti, condenada
por haber traicionado profundamente mi propio ser.
Yo ya no creía en la felicidad,
pero mantenía el deseo de engendrar una vida
sólo por la dicha y el anhelo de ser madre.
Pero, frágil, permití que mi cuerpo lo abrazara un extraño
quedando embarazada de él.
Y ahora la vida se ha vengado,
justo cuando te he encontrado a ti.
Ella avanza abatida,
con los ojos perdidos en una luna
que inunda de luz su oscura mirada.
La voz de él dice:
ese niño que llevas dentro no ha de ser una carga para tu alma.
¡Mira con qué brillo se ilumina el universo!
En todo hay un resplandor,
y mientras tú y yo surcamos a la deriva este frío océano
una llama fluye de ti hacia mí, y de mí hacia ti.
La misma que transfigurará a ese hijo
que llevas dentro.
Te inundará mi luz,
para que nazca de ti y de mí.
Él pasa una mano abrazando sus caderas,
mientras sus alientos se entremezclan con el aire.
Dos personas caminan por la elevada y límpida noche.

(Traducción de Polo Vallejo)
Richard Dehmel

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