martes, 26 de junio de 2012

Homero

No me perderé 

no me perderá,

encima de mi nariz
la sabana colapsa.

Cuando no pensaba ni sabía del mundo 

los pecados tenían forma de pastel
y los colores se derretían sobre las moscas;

y ahora paseo lleno de nostalgia
por una calle llena de cuerdas;

algunas ni siquiera saben lo que sostienen
otras son capaces de atravesar el cuello
o las espinillas
con una caricia parecida a un reproche.

Estúpido papel secante,

¿darte la mano o robarte la cartera?

me has dejado toda la tarde esperando
sentado
en una mecedora sin raíces.
La vida mastica,

la vida persigue,

la vida somete...

Con qué facilidad se quitan las ganas de hacer cosas,

con qué dificultad se sostienen las esquinas
cuando no hay permisos que quebrar,

(sin punto de apoyo)

cuánto me costó entender
que debo bailar sobre las mesas
y no sobre los paraguas,

cuántas clases de geometría desperdiciadas,

cuántas lecciones de física perdidas
cuando nos escondíamos en los servicios
y nos tocábamos los ombligos
y enrojecían nuestras orejas.

Soy un cojo orgulloso,

si no voy a caminar contigo
prefiero quedarme en casa durmiendo,

no por miedo a las astillas,

sino porque de algún modo
consigues hacerme olvidar
que llevo 32 años cansado.

La vida retuerce,

la vida,
la ida,

la vuelta sin vuelta,

todo lo que nos permitimos olvidar 

acabará por separarnos del resto;

llámalo "lujo"

llámalo "castigo",

qué más da, la vida...

la vida no rima con nada
ahí está la gracia.
Vicente Drü

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