jueves, 5 de mayo de 2022

Arauco tiene una pena

 Arauco tiene una pena

que no la puedo callar,

son injusticias de siglos

que todos ven aplicar,

nadie le ha puesto remedio

pudiéndolo remediar.

Levántate, Huenchullán.


Un día llega de lejos

Huescufe conquistador,

buscando montañas de oro,

que el indio nunca buscó,

al indio le basta el oro

que le relumbra del sol.

Levántate, Curimón.


Entonces corre la sangre,

no sabe el indio qué hacer,

le van a quitar su tierra,

la tiene que defender,

el indio se cae muerto,

y el afuerino de pie.

Levántate, Manquilef.


Adónde se fue Lautaro

perdido en el cielo azul,

y el alma de Galvarino

se la llevó el viento Sur,

por eso pasan llorando

los cueros de su cultrún.

Levántate, pues, Calful.


Del año mil cuatrocientos

que el indio afligido está,

a la sombra de su ruca

lo pueden ver lloriquear,

totoral de cinco siglos

nunca se habrá de secar.

Levántate, Callupán.


Arauco tiene una pena

más negra que su chamal,

ya no son los españoles

los que los hacen llorar,

hoy son los propios chilenos

los que les quitan su pan.

Levántate, Pailahuán.


Ya rugen las votaciones,

se escuchan por no dejar,

pero el quejido del indio

¿por qué no se escuchará?

Aunque resuene en la tumba

la voz de Caupolicán.

Levántate, Huenchullán.


Violeta Parra

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