domingo, 5 de octubre de 2014

Deseo de la antimateria


A un colibrí

Dos cuerpos que se pliegan sobre el otro.
Tu presencia. Te huelo y siento. Escarbas.
Ver que estás pero no, que anidas mi ingle
con tu tarde confusa, a la vez marchas

deambulando un plano que no irrigan
mis arterias, por más que palpe y nada,
entre tus cauces, llenos de un latido
que asusta y ya eres otra. Ciega náusea

te vierten los manglares de tu cuerpo,
vértigo el turbio aleph de tus entrañas,
tu jauría de caos que no redime
ni un laberinto de amor. Te desangras

por los ojos soldados en la súplica
(¿y el mar dónde?), sin carne de palabra.
Tus galaxias te oprimen, mi voz yerma,
yo aquí, aquí al lado, es mi ingle que te guarda

Luis Fuente

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