martes, 15 de octubre de 2013

Sueños de una noche de borrachera

Me bebí dos vasos de Bob esponja,
era tan dulce como amarillo y pequeño.
No vive en una piña. Le echó Bin Lade.
La culpa es de los padres que los visten como islámicos.

No culpes a la sharia por no entenderla.
Trata de rahablacionalizar tus sueños
sin el vuelo de una antorcha alcoholizada.
Tus padres solo tuvieron la culpa de seguir el instinto de la especie.

Pero es mentira eso que dicen
no hay ningún culpable salvo tú, ni alcohol ni pollas,
ni antorcha que alumbre el camino que buscabas.
Honda es esta sima que algunos llamamos mundo.

¡Viva Edipo Rey! ¡Viva David! ¡Viva nosotros!
En el fondo la culpabilidad es un recurso
un recurso de los inferiores para dominar al resto
¡Juguemos al poker con sus sentimiento!

¡Callad putas! El azar no es una excusa
y el destino solo sirve para vestir de luz a la culpa.
El único gemido que se oye no es el tuyo (ególatra de mierda)
es el de los perros famélicos que se mutilan en los arcenes.

Y no guardéis silencio,
no dejéis en manos de monedas al destino.
Cara o cruz no son lo que desvive al alma, ajenos
de aqueste paraíso que sacia a aquel domado.

Un saxofonista en un tejado ajado
Persefone persiguiendo al viento que ni la toca
y el pecado del mañana tatuado en la espalda
la música sigue jugando como un niño travieso.

El pecado fue un invento de algún dios
(quizás como la música o la nuca de Ferpésone).
¿Alguien tendría la amabilidad de cegar el saxofón
que me está reventando la carótida? Nada se andará.

Ahora reintentar los pasos es para profetas.
Todas las deidades se inspiran en el ritmo.
Da igual instrumento utilizado, más no quiero.

(Pausa para potar)

El alma de Dios es Louis Vuitton, y Gucci quizás
me gusta cuando fallas porque estas explotando.
El mundo es. Parece. Y esta. Yo no. Me niego.
Vamos a jugar a pilla pilla confiando en perder.

La derrota es para los eunucos.




La Trinidad &
Luis
Vade Retro
Julio Achútegui

2 comentarios:

  1. Pienso que hay muchísimos pecadores y muy pocos culpables. ¡Poquísimos!

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  2. LA CULPA ES DE LOS PADRES, QUE LOS VISTEN COMO POETAS.

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