Sucede sin previo aviso
encontrar a alguien con quien dormir una noche,
para despertar después de amor incumplido
frente a un rostro
al que no terminamos por acostumbrarnos.
De vuelta a casa nos acogen presagios de mucha realidad
o de muerte amenazada con fatiga de seguir expresándola
poco a poco.
Me irrita saber si fue todo inútil o necesario,
si tuvo que pasar porque quise que pasara,
me irritan los lazos que revisan la trama, la manera, la
culpa,
la pura vergüenza.
Y afirmo y borro que en esas redes,
en estas redes, he contado lo inexorable del fruto
y del mar que es mucho más amplio.
Afirmo y borro que en ellas caeré, quizá ilusión o nuevo
lecho,
o simple error en la misma historia pareciéndonos nueva.
He aquí la voluntad del hijo: equivocarse, quererse
sobremanera
y darse cuenta de que no todo tiene un modo de sentido.
En la leve inclinación del cuerpo,
con la suave laxitud del reposo,
hoy me inclino al lado del comienzo,
cuando de amor se tuvo un rostro,
cuando se sabe lo poco que sirve en estos casos.
José Teruel Benavente
Esto es -básicamente- lo que ocurre cuando un buen lector de Cernuda comprende que Gil de Biedma era también un buen poeta.
ResponderEliminarMaricones todos.
ResponderEliminarSobre todo el segundo anónimo.
ResponderEliminarY el tercero.
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