el alcohol de ausencia o se me
parece usted del todo
a todo galope de teclas
Mira afuera en las hojas de otoño
cómo los ojos de un viejo
gotas de plomo
dos por cuatro caen partidos
mis pies en tus pedales
Todo me mata, pero
en este tantán de caballo herido él
piano sigue tocando
aquel tango desabrido
"Oigo tu voz de nieve y de cristal"
El caso cae en Si como plasta
la portada misma de mi rostro rompe o
me ata a su retrato, Ah
la musa de las cuerdas
y la música que desata manos
al medio de esta pieza
Por su ojo cóncavo lo veo al bayo un
dado contra el tapete
tirado el vaso todo
a buena muerte, su suerte
Bien inclinada la cerveza alzado de
un solo trago de a ratos un instante
a penas algo hun-
dida la cerviz andan mis dedos en él Teclados…
Algo por fin me alza
Por fin sueña el piano suena
¿qué oigo? Bajo su pezuña vieja
Y aquel que fui de chico vuelve
Para tocarle el taburete ese tango de
Saborido
el que tanto te gustaba
“Moja su gota el pentagrama llora que
te llora en Mi es
canción de barrio, una canción
de barril diario”
Condenado, con rabia de botella
a cuarenta y nueve grados inclina
en re o Erre tu herradura
Hundida en La
cola del piano
Hipo de hijo suyo en el terror
sobre teclas parte en Do a mi caba-
llo tanto yo el del estribo
tan tángo sobre él que a
pédale le ando espoleando
Y yoro
Héctor Libertella
galopa la hermosura por este poema.
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