El seis de enero de
1985
mis padres me dejaron bajo la cama
un estuche de latón
con su goma sacapuntas y lapicero
mis padres me dejaron bajo la cama
un estuche de latón
con su goma sacapuntas y lapicero
sin que nadie lo viera
ni siquiera mis padres
tan atentos esa noche
sin que ni mis padres ni yo lo viéramos
Don Melchor
tras beber agua del grifo
dejó bajo mi cama
una pelusilla
que me dio la virtud de jugar
de inventar juegos
el seis de enero de 1986
mis padres me dejaron bajo la cama
un balón de reglamento
y un monopoly
sin que nadie escuchara sus pasos
ni siquiera mis padres
tan sigilosos aquella noche
sin que ni mis padres ni yo escucháramos sus pasos
Don Gaspar
tras beber vino
blanco del grifo
dejó bajo mi cama
en forma de calcetín con agujeros
la capacidad de amar sin límite
dejó bajo mi cama
en forma de calcetín con agujeros
la capacidad de amar sin límite
el seis de enero de 1987
mis padres me dejaron bajo la cama
un ordenador personal
y unos guantes de lana
sin que nadie se percatara de su presencia
ni siquiera mis padres
tan ocupados esa noche
sin que ni mis padres ni yo nos percatásemos de su presencia
Don Baltasar
tras beber tequila del grifo
e ir chocándose con todos los muebles de la casa
dejó bajo mi cama
un lapicero viejo con la punta rota
que me ofreció el don de la poesía
sin que ni mis padres ni yo nos percatásemos de su presencia
Don Baltasar
tras beber tequila del grifo
e ir chocándose con todos los muebles de la casa
dejó bajo mi cama
un lapicero viejo con la punta rota
que me ofreció el don de la poesía
nunca se lo conté a mis padres
y nunca conté a los reyes magos
que esa misma noche
recibía regalos por partida doble
Nunca se lo conté a los reyes magos
porque nunca se hubieran creído que mis padres
en realidad existían.
Óscar Aguado
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