“La vida, Monseñor, es lo que a uno
se le escapa
mientras piensa en algo superior”.
A la mosca
no se le escapa.
En cada instante de su resuelta atención
hay la misma entereza
de decisión:
El mundo ha sido hecho
para las moscas.
La araña tiene que tejer,
la hormiga que acarrear y almacenar.
La mosca,
que confiar en sí misma.
Presente encarnación de su capricho,
vuela,
vaga,
mira,
halla.
Cuando algún palmetazo no la aplasta,
vuelve y nos vuelve la espalda.
No se deja persuadir ni asustar
ni por lo tanto gobernar.
Es libre,
pero no de ser mosca.
Hugo Padeletti
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