A la niña salvaje que revoluciona la Charca
Tienen a veces los cuerpos tatuados un paisaje:
son playa o desierto, selva o montaña
pero pocos, muy pocos, son marinos
-submarinos como este que ahora falta
acá dentro-
Vas a volver como el agua salada
y no tendré que inventarte
niña resbaladiza
pez sin escamas ojos-marea alta
para conservarte entre burbujas,
porque no hay acuario que te abarque
sin hacerte cosquillas en la nuca.
Tengo sed me ahogo en el aire
y el mate me ha contado tu secreto:
llevabas el amor y la muerte
tatuados
mucho antes de que la tinta rozase tus pies.
Gema Palacios
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