miércoles, 5 de febrero de 2014

La tarde en

que dejé de creer
         que había algo en lo que creer
       que había
            una tarde
        (o una habitación)

yacía -hacía el muerto -estaba tumbada-- en mi cama
     las esquinas de este cuarto
   limpieza
      una limpieza
    necesitan -les hace falta-

la tarde acabó
     con la puesta de sol
la tarde acabó
    con mi fe,
  con mi cuarto
    con la tarde
 con la mierda de las esquinas
la tarde acabó
  conmigo.
Pero en ese momento no le di ninguna importancia.
Gema Baileys

1 comentario:

  1. Y sin embargo te quedaron ganas de escribir, con eso no pudo la terrible tarde.

    ResponderEliminar