cuando de vez en cuando
(al menos una vez)
tienes que apartar la mirada
(que se pierde en el infinito)
y sonreír a tus anchas
mientras en tu garganta brotan las últimas palabras leídas
como cataratas encabronadas
y al regresar del infinito
te fijas en un montón de basura
y te parece Dios
Luis Ángel CM
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