No quiero tener que marcharme,
que alejar de mi piel tus caricias...
pero debo. Nos lo debo.
Volveré, sin embargo, bien pronto,
para siempre, a tu lado, quedarme.
Dios lo sabe. No lo ruego.
No estoy haciendo mil planes
imposibles, de los que se ríen
él, y su séquito alado.
Tengo en ti mente fija, objetivo,
además de camino marcado:
pies en suelo.
Aunque yo ande siempre en las nubes.
Julio Achútegui
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