con muy poco seria suficiente:
un poema de Benedetti, un brugal con burguer king,
que la vayan a buscar al trabajo
o la lleven a un festival cronopiano y garrapatero.
La chica de Noviembre
se avergüenza de las formas de aparcar ajenas
pero no por ello intenta disimular que es rubia
ni que le encantaría haber tenido
un baile de fin de curso yanky.
También le gusta criticarme en familia
muy cerca de las cafeteras,
y presumir de que nos corre la misma tinta por las venas,
tinta que il mio canto quiere que se le hierva.
Hoy habrá veinte velas
para izar a bordo de un tiramisú,
y yo, que la conozco hace veinte años,
y por mucho que Gardel dijera que eso no es nada,
sé mejor que nadie que estos veinte versos no bastan
para describir a mi particular Peggy Sue.
Mamen Conde
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