viernes, 30 de noviembre de 2012

UN DIOS LLAMADO FUTURO


Conozco a alguien que todo lo sabe,

alguien que nos lleva a soplos

como el niño a su molinillo.

Es la línea que confirma

al igual que engaña o desengaña

eso que llega sin esperar;

el mismo que castiga a las personas impacientes

a mover su minutero sin rechistar.

Es la alfombra que recoge los pasos errantes,

quien llama a la carcoma que devorará nuestros huesos.



Es un ser caprichoso que, según su antojo,

moldeará las facciones de tu cara.

Es el ser más siniestro que conozco:

nos roba lo que más queremos

y sabe como ilusionarnos de nuevo.



Conozco al único ser eterno,

el que pare y mata dioses,

aquel que te envuelve de olvido

o engüera tus recuerdos.

Un continuo punto de partida

que resbala gratitud y maldiciones.



Sé que es quien me despertará mañana

disfrazado de presente

como el niño eterno que juega sin regla alguna.



Conozco a quien tiene la única voz

que define lo duradero y lo efímero,

alguien que tropieza en el pasado

del que se ríe como un joven inexperto.



Arriba y abajo, en el hoy y en el mañana

nos espera el futuro.

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