He abortado una mentira.
Mi vientre,
confuso,
ha drenado litros de sangre.
Expulsado kilos de carne muerta.
Yo, muy pequeña,
con las mejillas
rojas ardiendo.
Los ojos redondos de no comprender.
He parido mi infancia
de muertos prematuros
por obligación.
Sin epidural.
Me he parido.
Estoy viva.
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