miércoles, 26 de septiembre de 2012

(Declamo el fracaso estrepitoso)

Declamo el fracaso estrepitoso,
el desgarro de hallar alguna esperanza
aún prendida, la inocencia que vuelve
como la prehistoria y sus meteoros.
Aquí un poema sin colores,
con la catástrofe y la riqueza.
Aquí los degenerados límites
del petirrojo, de la abubilla, las aniquiladoras
nubes de estorninos. Aquí vengan
chamán o hechicero, cantamañanas o frailes
vengan, a rozar la ebriedad de Rilke, Cohen o Dickinson.
Declamo el fracaso
de las cosas que se rompen con ruido brillante,
la vida moral y sus sucias manos enguantadas,
el túnel donde entran los valientes.
Declamo
la posibilidad que por mínima se hace infinita,
la luciérnaga que no paró de volar y se hizo estrella.
Declamo el ridículo de la ruina,
la soberbia de las reliquias,
el ancho trazo de la originalidad y su sarcasmo,
la parsimonia que te compra al mirar atrás y clamo.
Clamo al vencido porque solo él sabe como volver a levantarse.

Nares Montero

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