La bandera encaja con el paisaje inmundo y nuestra jerga ahoga el tambor.
En los centros alimentaremos la más cínica prostitución. Aplastaremos las lógicas revueltas.
¡En los países pimientosos y destemplados! -al servicio de las más monstruosas explotaciones industriales o militares.
Hasta más ver aquí, no importa donde. Reclutas voluntarios, tendremos una filosofía feroz; ignorantes en cuanto a ciencia, molidos por lo confortable; que revienten los demás. Esta es la verdadera marcha.
Al frente, ¡marchen!
Arthur Rimbaud.
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