Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápido momento
la gloria humana y el placer más fuerte.
Tal es del hombre la inmutable suerte;
nunca saciar su ansioso pensamiento
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.
La muerte triste, pálida y divina
al fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;
y al rayo de la fe que la ilumina,
cuando al malvado se aparece austera
al varón justo se presenta hermosa.
Emilia Pardo Bazán
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