lunes, 5 de mayo de 2014

Madrid, me matas



Madrid, últimamente
parece
el único sujeto posible
del verbo llover ostias



Amparados por el
    ya viejo,
-sí, ya huele-

amparados, digo, por el
    ya viejo hongo

pasean turistas tus calles
Madrid

que ya no eres nuestro Madriz
sino su Madrit

la nouvelle cuisine
de nimios platos
en antros que ya no sé si son un restaurante hotel galería de arte o yo que sé...

pequeños platos que patean tus callos
fruto del trabajo
que pronto veremos solo en los frescos del Prado

y se acumulan colas de colonos temporeros
para ver a Reina Sofía
y mamar el arte de sus pechos
salpicados del semen del oso ebrio

metro a metro abajo relegados
macarras y demás calaña
-trabajadores sin trabajo-
que vislumbran un futuro
de euro por parada
y hasta de tus cloacas ya nos habrás echado


¿qué hiciste con el agua?
¿de quién son esas sombras que te acompañan?
No veo más que listas de nombres
que abren a Isabelita en canal
y se bañan en sus entrañas
emponzoñando con sus acciones tu savia

Madrid, me matas
y la botella se agita ante el púlpito
como un guiñol
con la mano en el culo
del ventrílocuo
Fundador de Análisis para Estudios Sociales

y desde la estratosfera,
por encima del hongo:
la cara de carreteras
del mafioso
galardoneado faraón
con el poder de Pan
que cambia la realidad
con el sonar de su canción

Madrid vienen mis padres
y solo oigo sus gritos:


Madril, il egiten nauzu
Madrid, em mates
Madrid, matasme



y tú abres tus venas a los pasos
de los que manejan la merca
encía que muerde el cerebro
de los que ahora te critican.

Loro

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