El camino se alzó contra el camino. Se dividieron nuestros pasos.
"¡Murió el héroe!
¡Viva el monte!"
¿Cuántas veces prepararás, por mí, por ti, dos tiendas sobre las playas?
¿Cuántas veces vendrás al reino de las violetas, sin encontrar violetas?
No llores por mis ojos, y llévame, para que lleve yo algún sueño enrojecido
por una sangre que nos da nombre y nos arrastra hacia lo que no sé.
No, no encontramos más río para correr que éste; vayamos, pues, con él.
Ciudades vienen y se ocultan en nosotros,
y desde nuestra mano a nuestra sangre hay un cosmos sin cercos,
sólo por el espino de la infancia.
¡Cuánto vimos! ¡Cuánto vimos en los cuatro vientos!
Ciudades vienen y en ellas nos ocultamos,
y salimos como rehenes cuando nos afrenta la esperanza.
"¡Murió el héroe!
¡Viva el monte!"
Mahmud Darwix
N. Traducción de Pedro Martínez Montávez
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