Como ojos que al girar pretextan
lo que han visto y van a ver
para no mirar por el camino.
Como oídos que reclaman su importancia
prorrogando parpadeos.
Similar
a niños por la espalda,
a pájaros deshaciendo espantapájaros.
Durante
los fallos
de tu vigilancia.
Admitiendo
que tu asombro es mi guía,
que persigo tus palabras,
que trazo sonrisas sobre folios en blanco;
sabiendo hacia dónde nos conduce todo,
que hay dolor en cuanto doblo tus esquinas.
Declarando, por último:
no quiero asir el único madero que hace flotar a la deriva
ni renunciar a ti y hundirme
como todo lo demás.
Concluyo: yo
(Pablo Cortina)
aprovecho que no estás para sentirme mal.
Pablo Cortina
Y sin embargo tenemos, y tienes, que celebrar que ya llega el niño al Portal.
ResponderEliminar"no quiero asir el único madero que hace flotar a la deriva" Brutal...
ResponderEliminar