Detenido por una mujer a las puertas de una ciudad desconocida
le supliqué: Déjeme pasar, sólo entraré
para salir de nuevo y volveré a entrar sólo para salir,
porque la oscuridad me da miedo como a todos los hombres.
Pero ella me dijo:
«¡Pues yo he dejado allí la luz encendida!».
A algunos hombres la oscuridad nos da placer además de miedo. Esas mujeres que dejan la luz encendida nos aguan la fiesta. ¡Muy buen poema Vladimir!, en mi humilde opinión, claro.
A algunos hombres la oscuridad nos da placer además de miedo.
ResponderEliminarEsas mujeres que dejan la luz encendida nos aguan la fiesta.
¡Muy buen poema Vladimir!, en mi humilde opinión, claro.
1. Vladimir está muerto.
Eliminar2. Tu comentario casi iguala en extensión al poema que comentas. Excelente.
D.e.p. Vladimir.
Eliminar¡Lástima que haya encontrado la luz encendida tan tarde!.