Que cabalgue en caballo apocalíptico
y encare la destrucción como Tony Montana,
que refleje su alma en el tríptico
donde Eva probó la prohibida manzana;
Y viaje más allá de la inmensidad
donde Major Tom halló la inmortalidad,
que su cuerpo teorice
que la relatividad se contradice
y el desorden de su psique
sea algo que la termodinámica no explique;
que amarlo sea un viaje al día en que Nietzsche lloró,
y su locura el equipaje
que guarde en el nido del cuco sobre el que alguien voló.
Aquel que depurará las puertas de mi percepción
y sabré que todo es hijo de una gran explosión,
que uno es todo, y todo es uno.
¡Oh! Entonces nos quemará con Giordano Bruno.
Nos perderemos en la traducción
de un mundo escrito en braile,
sus palabras serán transcripción de nuestro más pródigo baile.
Y cuando el etéreo recordarse
supere al instante imponente
sabremos que mejor es apagarse
que extinguirse lentamente.
Olalla Olea
¡Brutal!
ResponderEliminarFelicidades Olalla por estirar el hilo de la metáfora sin llegar a hacerlo ordinario.
ResponderEliminar