sábado, 30 de marzo de 2013

hambres





No quiero saber.

 No quiero más que un silencio para mí

 y las que fui, un silencio como

 la pequeña choza que encuentran

 en el bosque los niños perdidos.

 Y qué se yo qué ha de ser de mí

 si nada rima con nada. 

(A.Pizarnik)

no quiero saber pero

              sé que tus manos son tus manos aunque jueguen a ser las- de- otro caen sobre mi espalda en vertical poco a poco van cayendo como si  nadie les ordenase nada y

              al diablo la otredad Y un cuerno Y hasta dos cuernos de cabra montesa

"que sí, que ya sé lo del pálpito ya sé" era otro tiempo y yo era tan niña tan tan niña que

fuimos impulso y verso en una sola cama

 no creo que lo recuerdes porque ni siquiera yo pienso a menudo en esa estrechez hasta que te me adentras por los iris

      Nomás sos violento

te temo cerca como a la tempestad innombrable como al pájaro de alas picudas como al padre con canas

   nos huyes desde que nos separó el océano y no me parece ni mal ni bien no me parece ni boca arriba ni boca abajo ni por la espalda o de frente ni con protección ni sin

              tampoco hay un leitmotiv valioso para seguir intentándolo pero y cuándo cuándo cuándo me dejarás morderte el papel emborronado de tinta y bañarlo como quien ha cogido mucho durante más tiempo                

      del que

                me dejaste en herencia un pingüino y novecientos peces al cuello qué quieres



yo sigo alimentándolos todavía




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