los trozos incoloros sobre el incoloro negro
y un poco más de futuro en esos posos de café.
obligado al eterno cómo, cuándo, dónde... ¿por qué?
Ellos hablan por mí, creen por mí, escriben por mí,
¿y yo qué hago? me resisto hasta dejarme llevar, al fin.
Demasiado pesado para pocos pasos por posos de café,
no dueles los pies me repito una y otra vez, una y otra vez,
no podemos hablar, hay demasiado ruido... ruido blanco,
hablar no tiene sentido, nuestras vidas son humor negro
y sin embargo, jugamos a ver esos colores, fingiendo tanto
que se nota demasiado, no lo distinguimos del gris hierro.
Programados para explotar busco esos cables en mí,
¿cual corto? ¡He de pararlo!... pero todos son grises,
es tan lógico que estén entrecruzados en mi neocortex
como me lo dijeron al oído los reptiles shshshshsh.
Vade Retro
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