Cafeterías que pasan ante mí
en un travelin' austero,
premioso, que exaspera.
Todas desiertas.
Emanan triste soledad.
Emanan solitaria tristeza.
Lloro. Y no comprendo la razón.
Por lo menos, no del todo.
Aun así lloro como una magdalena.
Los fantasmas de la ciudad se paran,
me miran y lanzan sus monedas
al aire, con gracia -para ellos-
y algo de mala leche.
Septiembre me duele,
enero ya muere y febrero,
febrero despierta amenazador.
Las niñas -algunas niñitas,
otras mujeres- huyen
-esquivas al ver a sus papases-
de la escuela y yo,
yo me planto a mirarlas.
A ellos, a los papases,
parece disgustarles mi presencia
y mientras tanto Asia trama
y maquina y conspira.
Parece que hoy es el día,
el día de la masturbación
contenida pero masiva.
A mí, perdonen ustedes,
este perverso onanismo
en el que habito me crispa
y se me clava, en cierto modo,
como se clavan las espinas de la rosa
-en este caso,
una rosa que no descapulla,
la muy zorra,
y se mantiene desafiante,
en un duelo con Cronos,
pero yo esto no termino
de tragármelo-.
Las niñas me miran curiosas
-no saben qué opinar de mí-.
Lechuzas con ojos como platos
que se hacen voyeurs,
detectives salvajes
de este cura rural
perdido en la ciudad.
Ya retomo la marcha,
me venzo y me deshago y
me confundo entre los fantasmas,
que expelen soledad
y abandono y falta…
falta absoluta de todo,
de todo aquello
que debería sobrar.
Son habitantes anónimos de
este terrible -y también
grotesco- presente.
Ahora, las perdidas palmeras
se me despiden o quizás sea el viento,
hoy -en este presente-
sopla como nunca. Y Yo.
Yo me cago en Dios,
que ni crea ni destruye.
que ni crea ni destruye.
Yo me cago en Dios,
sopla como nunca. Y Yo.
hoy -en este presente-
se me despiden o quizás sea el viento,
Ahora, las perdidas palmeras
grotesco- presente.
este terrible -y también
Son habitantes anónimos de
que debería sobrar.
de todo aquello
falta absoluta de todo,
y abandono y falta…
que expelen soledad
me confundo entre los fantasmas,
me venzo y me deshago y
Ya retomo la marcha,
perdido en la ciudad.
de este cura rural
detectives salvajes
que se hacen voyeurs,
Lechuzas con ojos como platos
-no saben qué opinar de mí-.
Las niñas me miran curiosas
de tragármelo-.
pero yo esto no termino
en un duelo con Cronos,
y se mantiene desafiante,
la muy zorra,
una rosa que no descapulla,
-en este caso,
como se clavan las espinas de la rosa
y se me clava, en cierto modo,
en el que habito me crispa
este perverso onanismo
A mí, perdonen ustedes,
contenida pero masiva.
el día de la masturbación
Parece que hoy es el día,
y maquina y conspira.
y mientras tanto Asia trama
parece disgustarles mi presencia
A ellos, a los papases,
yo me planto a mirarlas.
de la escuela y yo,
-esquivas al ver a sus papases-
otras mujeres- huyen
Las niñas -algunas niñitas,
febrero despierta amenazador.
enero ya muere y febrero,
Septiembre me duele,
y algo de mala leche.
al aire, con gracia -para ellos-
me miran y lanzan sus monedas
los fantasmas de la ciudad se paran,
Aun así lloro como una magdalena.
Por lo menos, no del todo.
Lloro. Y no comprendo la razón.
Emanan solitaria tristeza.
Emanan triste soledad.
Todas desiertas.
premioso, que exaspera.
en un travelin' austero,
Cafeterías que pasan ante mí.
Elder
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