Hay una exposición
y voy.
Es dura. Guerra. Bombas.
Minas. Muertos. Niños mutilados.
Y la veo. Y la comprendo.
Y me cabreo. Y lloro.
Y me indigno. Y blasfemo.
Y salgo. Y me compro un helado.
Y llego a casa. Y pongo la tele.
Y fumo. Y me conecto a internet.
Y ceno. Y duermo.
Mañana pasa aquí.
Minas. Muertos. Niños mutilados.
No tengo helados. Ni casa.
Ni tele. Ni tabaco.
Ni internet. Ni cena.
Ni duermo.
Otro, en otro lugar,
va a una exposición.
Sus bombas. Sus minas.
Mis muertos. Mis niños mutilados.
Y me ve. Y me comprende.
Y se cabrea. Y llora.
Y blasfema. Y sale.
Y se compra un helado.
Y llega a su casa. Y pone la tele.
Y fuma. Y se conecta a internet.
Y cena. Y duerme.
Pasado mañana...
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