Un orgasmo a punto de caramelo
y el amargo del café agilizado
en mitad de kilómetros mojados.
Hoy voy a dejarme en el estrecho:
las tripas: en canal abierto el cuerpo;
la sangre; la miel que habría probado
y la áspera hiel que hube catado
deshaciéndome en huecos lentos, llenos.
Un híbrido entre mi sur y tu Madrid
se teje en la letanía de noches:
la resaca empieza y termina en ti.
Mi alcohólico norte pide un bis
para contentarte y engulle, se come,
bebe tu semen de ayer; pierde un sí.
Lydia Alcaraz
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