el que tanto añorabas para irte de fiesta,
el que asusta recortando el horizonte, y dormido
abarata tus sueños, (atacándote en la siesta).
Costumbre española exportada, expoliada.
Las dos de la tarde. Y Bankia, malherido,
con ansia gigante, de esta España, expiada,
en un Rato rellena con tu sueldo sus ronquidos.
Ni saber, ni ganar, ni leones, cocodrilos,
ni novelas verás sesteando, tendido,
ni nunca más tendrás fin de semana. Tranquilo:
no verás el siguiente recorte hasta cumplido.
Porque vuelve este Viernes esperpéntico, dolido,
ya que no podrá mirar cómo en el pueblo te reúnes.
Mancillado su nombre, antes por todos querido,
y ahora más odiado por los pobres que los lunes.
Al Lunes lo miramos malamente con trabajo,
pero ahora nadie tiene, y lo miramos compungidos,
porque nunca más la fábrica te ofrecerá un destajo...
Si te ofrecen, es un sueldo miserable o un despido.
El único leal a su nombre es el del Santo
Viernes en que dios murió, y nos dió al olvido.
Olvidarás tus sueños, tus siestas... (Mientras tanto
los banqueros y los curas brindan juntos, divertidos,
con políticos y empresas millonarias,
regalándose trajes, regalándose el oído).
Los recortes, que gotean poco a poco, crean parias,
cierran bares y talleres... Pueblo pobre, y exprimido.
Tendremos que robar, y repartir, si no queremos
morir de inanición, o de tristeza, deprimidos,
porque no habrá más que dar dentro de poco, y nos veremos
en la mierda de gaviota, hasta el cuello hundidos.
Julio Achútegui
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